LLANQUIHUE, GIGANTESCO LAGO RODEADO DE VOLCANES ACTIVOS.
Ensenada, 2 de enero de 2016
Se acerca el fin de año con un puente largo de cuatro días.
Al igual que en Navidad queremos conseguir un lugar tranquilo en alguna zona
rural donde pasar estos días sin caer en la complicación de la baja
disponibilidad de alojamiento. Con esta idea salimos de Valdivia y decidimos en
el camino dirigirnos hacia la zona de Puerto Varas, pequeña ciudad al borde del
lago Llanquihue. Visitamos el pueblo de Frutillar, una colonia típica que
consta de dos avenidas largas frente a la playa con lindas casas de madera y
oferta de Kuchen y otras especialidades alemanas.
Seguimos por una carretera desde donde observamos al otro
lado del lago el volcán Osorno (2652 m.s.n.m.), hermoso cono simétrico cubierto
de nieve perpetua y el volcán Calbuco (2015 m.s.n.m.), que tuvo una importante
erupción en abril de 2015. Sus cenizas afectaron extensas regiones de Argentina
y llegaron hasta Uruguay impulsadas por los vientos del oeste. El paisaje es
bucólico, pero no deja de impresionar la permanente amenaza volcánica que se
cierne sobre la región.
Iniciamos la búsqueda de alojamiento en Puerto Varas,
rápidamente nos dimos cuenta que para la tranquilidad deseada debíamos
dirigirnos a un lugar más campestre y cercano a los ¨Parques Nacionales de la
región. Continuamos por la vía que bordea el lago hacia Ensenada (70 m.s.n.m.),
un pequeño caserío vecino al Parque Nacional Vicente Pérez Rosales, el más
antiguo de Chile que data de 1926, con los volcanes Osorno, Puntiagudo y
Tronador (3491 m.s.n.m.) en el límite con Argentina. También está al pie de la
Reserva Llanquihue que se localiza alrededor del volcán Calbuco.
De los paisajes verdes y bucólicos pasamos abruptamente a un
sector donde los campos están cubiertos con una gruesa capa de material
volcánico, producto de la reciente erupción. Para mirar este fenómeno entramos
unos 3 km por una vía destapada en dirección al Calbuco. A medida que subimos,
la capa se vuelve más gruesa y los fragmentos son del orden del centímetro. Nos
imaginamos el impacto tremendo de esta lluvia sólida sobre las casas y los
campos, muchos techos se rompieron por el peso del material, los
cultivos se dañaron y los árboles perdieron todas las hojas. Lo que cayó ahí
quedará para siempre (en la escala de tiempo humano), algunas personas han tratado de retirar manualmente las
piedritas, labor casi imposible cuando los campos son extensos.
En Ensenada nos dirigimos a un lugar alejado de la vía donde
se ofrecía una cabaña. Nos recibió una agradable mujer con mucha simpatía y nos
mostró una casita de madera nueva que construyeron al fondo de la propiedad
familiar. Nos gustó mucho la cabaña y la gente, llegamos a un
buen acuerdo y tomamos la decisión de quedarnos cinco días, hasta después de las
fiestas. Pámela se llama nuestra anfitriona, tiene un niño de 8 años y un bebé
que nació cuando la erupción del volcán por lo que lo llaman cariñosamente
Calbuquito. El marido y la familia son originarios de la región y el papá fue
testigo de otra erupción en los años 60 que dejó los campos cubiertos por una
fina capa de cenizas, muy diferente a lo que ocurrió esta vez con caída de
materiales más gruesos.
Minutos antes de la erupción, sintieron un fuerte temblor
que se repitió varias veces y movió los cimientos de las casas que están
construidas sobre suelos blandos de un antiguo pantano. Súbitamente vieron un
enorme hongo que los especialistas calculan en 20 km de altura. La lluvia de
material llegó en la siguiente media hora y toda la gente evacuó de inmediato
en dirección a Puerto Varas dando la vuelta por el borde este del lago. A pesar
que existen sistemas de monitoreo y prevención, la erupción cogió a la gente
por sorpresa, sin embargo la evacuación se hizo de manera ordenada y no hubo
víctimas que lamentar. Estuvieron un mes por fuera de su casa, refugiados en un
colegio y luego en una casa arrendada en Puerto Varas. Una experiencia dura que
muestra como en un momento las fuerzas de la naturaleza pueden llegar a
impactar la vida tranquila de la gente.
En una conversación posterior con un guardaparques quien
asistió al evento desde Ensenada, después de la caída, el volcán se destapó y
produjo una erupción de material incandescente que afortunadamente no formó
flujos de lava. Las vías quedaron recubiertas por unos 20 cm de piedra pómez
que dificultó el tránsito de los vehículos de rescate.
El fenómeno afectó un gran sector al noreste del Calbuco,
que incluye Petrohué y el volcán Osorno en el Parque Nacional. Hoy las playas
sobre el lago Llanquihue, los senderos y el piso en los bosques siguen
recubiertos con este material que dificulta las caminatas y levanta polvo en
esta época seca. El hermoso paisaje está en el fondo desolado, lo que afecta la
calidad de vida y las visitas a la región.
Otro lago llamado Todos Los Santos da acceso a amplios
sectores del Parque Nacional, tiene unos 30 km de largo y es recorrido por
barco para comunicar con Argentina en un recorrido por otros lagos que combina tramos
por agua con vías terrestres. Esta es la ruta internacional entre Puerto Montt y
Bariloche que se hizo famosa por el cruce de la cordillera del Che Guevara
relatado en “Diarios de Motocicleta”.
Al borde del lago hay un lindo sitio de camping debajo de un
bosque. Hicimos un recorrido a pie por la playa cuando fuimos atacados por los
temibles tábanos de la Patagonia. Estos bichos enormes de color negro con pelos
de color naranja acaban de aparecer como plaga, fenómeno conocido en esta época
del año cuando arranca el verano. Aunque se pueden mantener a raya con una
ramita de arrayán, los bichos son muy agresivos y persiguen a la
gente, principalmente cerca al agua o en terrenos soleados. Las personas se pueden
desesperar, recomiendan usar ropa clara porque les encanta el color negro.
El caudaloso río Petrohue que desagua el lago, tiene unos
impresionantes saltos y rápidos visitados por muchos turistas a lo largo de
senderos interpretativos que arrancan por el interior de una construcción en
madera en concesión, con tiendas y cafetería.
En lugar de desembocar en el lago
Llanquihue, el río tuerce hacia el sur este por una falla donde hay fuentes
termales, se dirige al mar y desemboca en un estuario 25 km más abajo. Erupciones
volcánicas anteriores del Calbuco combinadas con deshielos en épocas glaciales,
dieron origen a un enorme abanico que divide las aguas en el sector de
Ensenada, claramente visible desde el volcán Osorno y desvía el río de su
paleocurso.
Si el Calbuco ha producido estos fenómenos catastróficos, el
Osorno no se queda atrás. Es un estratovolcán, edificio compuesto por sucesiones
de lavas y material de explosión que han formado el cono simétrico actual.
Erupciones históricas han ocurrido desde cráteres laterales que se ubican a
alturas comprendidas entre 1200 y 1800 m.s.n.m. Los vulcanólogos han
identificados unos 22 cráteres adventicios, algunos de los cuales reconocimos
durante una excursión a la base de este gigante “dormido”.
La gente de la región es consciente del riesgo que
representa vivir al pie de estos colosos, una erupción importante del Osorno
podría afectar los pueblos a orillas del lago Llanquihue a donde han llegado en
el pasado coladas de lava, y hoy en día este volcán está cubierto por varios
glaciares que pueden producir avalanchas de lodo si funden por el calor. Sin
embargo, nuestros anfitriones manifiestan que de aquí no se mueven, han vivido
toda su vida en este sitio y no se imaginan vivir en otra parte.
Ascender al Osorno requiere equipo de alta montaña, para
llegar a la cima hay un escalón de hielo muy pendiente que requiere experiencia
técnica. Más de 50 personas han desaparecido en este ascenso, la neblina o la
nube blanca que se forma en torno de la cumbre como un sombrero pueden
desorientar a la gente. La simetría del cono equivoca el camino de descenso, se
puede llegar a peligrosos campos de grietas o perderse irremediablemente en el
extenso bosque que lo rodea. Un espeluznante ejemplo es el caso de un joven
holandés que se perdió en 1985. Los papás vienen cada año y dejan un aviso en
el Minimarket de Ensenada pidiendo información sobre su hijo, el último está
recién colocado en la vitrina.
Solamente para conocer el acceso, subimos en el carro hasta
el refugio de CONAF a 1200 m.s.n.m. Hablamos un buen rato con un experimentado
guardaparques sobre la erupción reciente y sus experiencias de montaña. Como
eran las 5 p.m. decidimos hacer el “paseo” a la base de los glaciares. La
subida sobre la ceniza suelta en un terreno que se vuelve cada vez más
pendiente es fatigante, con algunas sacadas de madre subimos unos 700 metros de
desnivel en dos horas.
En la última parte del recorrido Isolde prefirió tomar un
campo de nieve pues la huella sobre la roca le pareció muy incómoda. Sin
embargo, a medida que subía la franja de nieve sostenida encima de cenizas
finas se hizo más pendiente, y una resbalada la podría arrastrar sobre el
precipicio de 200 metros que cae al glaciar sur del Osorno. Cuidado, que el
paseo no termine en tragedia, los lugares menos pensados suelen ser los más
peligrosos. Todo pasó sin contratiempo, nos reunimos en el montículo final antes
del inicio de la nieve que lleva a la cumbre y desde allí gozamos del
impresionante paisaje que teníamos a nuestros pies: varios de los cráteres
laterales, los bosques densos hasta el lago Llanquihue con los pueblitos a su
alrededor y el sol poniente.
El tramo que tanto esfuerzo nos había costado la bajamos
“esquiando” sobre las cenizas sueltas a toda carrera. En menos de una hora
estuvimos de nuevo en el carro y tomamos la vía pendiente que desciende 1000
metros para retornar a nuestra casita. En la franja superior del bosque, los
“jardines” de flores de todos colores entre las que destacan lupinus de color
violeta y zarcillos rojos le dan al volcán con su blanco inmaculado una imagen
irreal.
A las 9 p.m. ya estábamos haciendo las últimas compras en el
Minimarket de Ensenada y cocinamos un delicioso pollo al vino acompañado con
arroz y ensalada de lechuga, tomate y palta (aguacate). Antes de meterle el
diente apareció nuestra dueña con un delicioso salmón cocinado con loganiza y
queso, recién preparado por ella para desearnos feliz Nochevieja. Ya había
llegado por la mañana con unas tortas calienticas para el desayuno y después
apareció con unos deliciosos Kuchen de su invención y el respectivo abrazo de
Año Nuevo, ofrecido todo con mucho cariño.
En una excursión de despedida fuimos al borde del mar por el
pueblo de Cochamó, bucólica localidad sobre el estuario de Reconcavi y el
volcán Yates al fondo. El valle del río Cochamó se puede caminar por una ruta
de trekking, antiguo camino de ganado que comunica Chile con Argentina por el
Paso El León. Se trata de un profundo valle glacial con hermosas paredes de
granito por donde escurre agua y forma cascadas que alimentan el río. El camino
recorre la selva húmeda siempreverde por un sendero quebrado que ha sido
fuertemente erosionado por el paso de los caballos y el ganado. Los charcos y
los barriales son impasables, la gente camina a los lados abriendo sendas que
forman un laberinto donde es fácil refundirse.
Hicimos un recorrido de 13 km (ida) hasta el sector de La
Junta donde existe un lugar habitado que sirve como primera etapa para un
trekking de varios días. Mucha gente joven y algunas familias intrépidas que
llevan sus implementos de acampada y parrillada, van allí a pasar unos días, a algunos
los toma por sorpresa la dureza del camino que puede durar hasta 6 horas.
Caminamos con un chileno muy querido, Fernando, que va con
su perra ovejera. Estudió fuera del país por varios años y se casó en España
con una catalana. Es nutricionista y regresa a su región para trabajar en una
empresa de producción de salmón. Nos cuenta sus experiencias profesionales en
este tema, nos informa que todo el salmón fue introducido a Chile
principalmente de Noruega y que el uso de hormonas para el crecimiento es una
leyenda urbana. Como de costumbre, la conversación lleva al plano personal y a
la discusión sobre temas económicos y sociales. Sin embargo no está satisfecho
con el sistema, no come salmón por la manera artificial como se produce y está
decepcionado de la vida en Chile. Considera que la sociedad es muy consumista y
las condiciones de vida para la gente son muy duras, con baja seguridad social,
salud y educación privadas, etc.
Cerca al campamento de La Junta damos por terminado nuestro
recorrido y tomamos el regreso por el mismo camino. Nos cruzamos con muchos
pequeños grupos de jóvenes que cargan los morrales. La pregunta sistemática es:
Falta mucho para llegar? Tres niñas argentinas miran con cara desolada cuando
calculamos que después de dos horas de camino todavía les queda por lo menos
tres más, y son las 6 p.m. Antes de despedirnos una de ellas se dirige a sus
compañeras con un: Que no cunda el pánico. Nuestro regreso los hacemos en tres
horas y media pero llegamos a la casa bastante apaleados.
Hoy el día amaneció por primera vez nublado y se anuncia
lluvia hasta mañana, lo que nos conviene para descansar, cocinar, escribir y
preparar la siguiente etapa que nos llevará de Puerto Montt por la famosa
carretera Austral hacia la propia Patagonia chilena.
Que buenos lugares para celebrar la navidad y año nuevo. Felices pascuas...!!!
ResponderEliminar¡Qué buenas patoneadas se están tomando! Aquí en Bogotá, donde llegue ayer, sol tropical a través de capa alta de nubes, calentando rico (deje la casa en Albany a -20 C). ¿Qué fruta encuentran por allá? Yo de nuevo no puedo creerme la diversidad de sabores y aromas de la fruta tropical. ¿Qué fruta encuentran por allá?
ResponderEliminar¡Que siga el disfrute y los hermosos paisajes!