Valdivia, capital de la región de los Ríos, es una ciudad
pequeña entre ríos, estuarios e islas, 20 km al oeste del Océano Pacífico.
Varios puentes sobre los ríos Calle Calle, Valdivia y Las Cruce, permiten
recorrer la región costera y acceder a las islas. Pedro de Valdivia llegó en
una avanzada por mar hasta aquí, y más adelante en el siglo XVII la entrada a
la ciudad por los ríos fue fortificada por los españoles para proteger el
puerto de los ataques de piratas y corsarios. Hoy en día se conservan algunas
de las torres y fuertes desde los pueblos de Niebla y Corral, a la entrada del
mar hacia tierra firme.
Entramos a la ciudad por el puente sobre el río Calle Calle
por las Avenidas …Alemania y Anwandter, zona residencial a la que nos dirigimos
para buscar un hostal. Los nombres de las vías y la arquitectura de muchas
casas son claramente de origen alemán. La historia de la colonización en el
siglo XIX y las industrias que se desarrollaron en la zona están aún hoy en día
presentes. Casas de empresarios de la madera, de la energía térmica y de la
cerveza a lo largo del río Valdivia se conservan como Monumentos Patrimoniales
y son hoy hoteles, sedes de universidades o museos.
Encontramos el Hostal Anwandter con garaje y desayuno
incluido, donde nos quedamos dos noches. Ya estamos en vísperas del final del
año, se nota el aumento de visitantes y comienza a dificultarse la consecución
de alojamientos a precios razonables. Esta casa es muy conveniente y queda a
una cuadra de la Costanera, paseo de la ciudad a orillas de los ríos que fue
renovada luego del terremoto de 2010. El día domingo a nuestra llegada todo el
mundo estaba en este paseo urbano que se extiende a lo largo de unos 2 km.
Pasamos por el mercado donde venden el pescado como sierra, salmón, congrio, y
productos de mar como almejas o chorrillos y algas marinas llamadas cochayuyos.
Los lobos marinos se aglomeran al pie del mercado donde los
fileteadores de pescado los alimentan todo el día. Por la tarde están
plácidamente dormidos en el muelle, de vez en cuando los machos se desperezan
para espantar a los jóvenes que quieren compartir el espacio. Estos se la pasan
pescando y comiendo en el río, nadan con agilidad increíble. Ya hay presencia
de la fauna de los mares fríos del sur.
La Universidad Austral de Chile tiene su sede en esta
ciudad. Posee un campus hermoso dentro de un gran parque arbolado con un
fantástico jardín botánico en la isla Teja frente a nosotros. Hacen mucha
investigación climática y ambiental, muchos biólogos se forman en esta región
de alta biodiversidad. En la Costanera han construido el mapa de Chile en el
que hace énfasis sobre la presencia de glaciares desde la latitud 18 hasta el
Polo Sur. Aquí estamos en la latitud 40 con algunos glaciares de montaña.
A las 6 p.m. nos dirigimos al centro para buscar la
pastelería que vende los más ricos Kuchen y chocolates de la ciudad.
Encontramos lo que queríamos para tomar onces. La comida la hacemos en la
cocina del hostal y nos vamos a dormir según el horario chileno a las 12, la
noche llega apenas a las 10 p.m. en esta época.
En el camino a Niebla está la empresa Kunstmann que tiene un
gran establecimiento para degustar las especialidades de la casa, todo al mejor
estilo de los restaurantes de Bavaria en Alemania. Nos sentamos en la barra
para probar una de las decenas de variedades que ofrecen. Escogemos la Torobayo
sin filtrar que se sirve fresca, con la temperatura perfecta. El maestro
cervecero es el señor Kunstmann, el último de la dinastía que arrancó a
mediados del siglo XIX.
La costa es escarpada en la vertiente de la cordillera Costera
que asciende hasta 715 m.s.n.m. en la reserva Oncol, pocos kilómetros al
noroeste de la ciudad. El aire húmedo proveniente del mar entra a tierra y se
produce una rápida condensación que se manifiesta en forma de neblinas y
lluvias. La permanente humedad permite el desarrollo de algo que no esperábamos
en estas latitudes: una selva húmeda siempreviva que se conoce como Selva
Valdiviana. La densidad de la vegetación con árboles cubiertos de musgos,
helechos y chuscales nos hace sentir en pleno bosque andino. Nos parece
extraordinario recorrer esta selva húmeda templada que a pesar de ser muy
diferente a nuestros bosques, nos resulta al mismo tiempo muy familiar. Parece
que estas selvas húmedas nos van a acompañar más al sur a lo largo de la
carretera Austral, ya veremos.
El paso por Valdivia nos deja muy agradables recuerdos, esta
ciudad y su entorno pueden ser un buen vividero aunque la gente nos dice que el
resto del año llueve mucho.
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