lunes, 29 de febrero de 2016

AMENAZAS NATURALES EN LA REGIÓN DE ATACAMA

AMENAZAS NATURALES EN LA REGIÓN DE ATACAMA. 29 de febrero de 2016

Continuamos nuestro viaje siguiendo la costa en dirección norte. En Puerto Viejo encontramos la vía cortada en el valle del río Copiapó, el puente que existía en este punto fue arrastrado por la corriente. En marzo de 2015 se presentaron avalanchas de lodo y piedra que vinieron por los cauces de los ríos desde la parte alta de la Cordillera. Según nos contaron varias personas, la ciudad de Copiapó que está construida en el antiguo cauce del río fue invadida por el barro hasta una altura entre 1 y 2 metros. Más adelante vimos los efectos nefastos de este evento en la ciudad que aún no se repone de esta tragedia de origen natural.



Por la ruta 5 llegamos al pueblo de Caldera que crece con sus 20.000 habitantes en el borde de una caleta suficientemente grande para que a 60 km de Copiapó fuera el puerto minero de la región. El tren de Copiapó es el más antiguo de Chile, data de mediados del siglo XIX y llevaba el mineral de cobre desde el interior hasta el puerto. Aún existen las viejas instalaciones abandonadas en ambas ciudades y las ruinas de las empresas mineras. El pionero fue un inglés, la Bahía Inglesa situada a 7 km del pueblo es hoy día uno de los balnearios más famosos de Chile por sus playas blancas de fragmentos de conchas y sus aguas transparentes. La temperatura del agua no llega a los 18oC, el mar chileno sigue siendo frío a pesar del actual fenómeno del Niño.



En Caldera ebulle la gente, estamos en el último fin de semana de vacaciones. Por suerte conseguimos una habitación en un hotelito bien tranquilo en el pueblo. Desde este lugar vamos a compartir playa con montones de chilenos que pasan el día en Bahía Inglesa. En este lugar existe un terreno donde han sido hallados numerosos restos de animales en lo que era el antiguo frente de playa del Mioceno, desde hace 11 millones de años atrás. Todo el suelo está cubierto por numerosos fragmentos de huesos fósiles que ha sacado la erosión, unos 30 metros encima del nivel actual del mar. Se encuentran restos de pinguinos, lagartos, tiburones y otros animales de la época en uno de los yacimientos paleontológicos más conocidos en el mundo. Sin embargo, la conservación es precaria y la información deficiente.

Al norte de Caldera aflora un tipo de basalto llamado orbicular que solamente se ha encontrado en cuatro lugares del mundo (Italia, Japón , Canadá y Chile). Esta rareza geológica es muy especial, en una matriz de granito aparecen unas esferas de color negro de 5 cm de diámetro. La roca sale en una franja de algunas decenas de metros frente al mar, en contacto con un granito y un basalto a cada lado.


Desde Caldera aprovechamos para adentrarnos en el Desierto de Atacama en dirección a Copiapó por la ruta que permite visitar el lugar donde los 33 mineros quedaron atrapados varios meses en la famosa Mina San José. Este lugar en pleno desierto está hoy abandonado, solamente queda el lugar de conmemoración de este acontecimiento que atrajo la atención mundial y se conserva la cápsula que fue utilizada para rescatar a los mineros. Fue construida con asesoría de la Nasa en forma de cohete con ruedas laterales para avanzar por el orificio de 700 metros de profundidad, perforado en la roca desde la superficie hasta el lugar del derrumbe. Los mineros permanecieron 70 días bajo tierra, comunicados por medio de una sonda que llegó al refugio subterráneo unas dos semanas después del accidente y donde pudieron enviar un mensaje en una hoja de papel que decía: "Estamos bien en el refugio los 33". La mina tenía una vía interna para camiones que descendía en caracol los 700 metros de desnivel, una parte de esta quedó bloqueada y fue imposible remover los escombros. Uno de los mineros sigue realizando visitas guiadas los fines de semana para contar su historia. Sobrecoge la experiencia vivida por estos hombres que aguantaron más de dos meses atrapados bajo tierra, y la primera semana sin ningún contacto con el mundo exterior, comiendo una cucharada de atún al día y bebiendo agua contaminada. La mina era privada, el gobierno chileno tuvo que hacerse cargo del rescate que costó una fortuna. La empresa se retiró y la mina está hoy abandonada.


En Copiapó quisimos visitar el Museo de Mineralogía de la Universidad de Atacama pero la avalancha de 2015 dejó sepultado el edificio que está en el centro de la ciudad. En toda la ciudad se nota la depresión que dejó el evento de lluvias que generó numerosos flujos en toda la región. Según parece, la temperatura en la cordillera fue más alta de lo normal y en lugar de nieve cayó lluvia, concentrando los flujos en los drenajes naturales que la mayor parte del tiempo permanecen secos. Más al norte, el pueblo de Chañaral también fue muy afectado, varios edificios oficiales y numerosos barrios fueron sepultados por la creciente del río. Los camiones de las mineras que iban por la vía a Salvador y que pasa por el fondo seco del valle, fueron arrastrados por la corriente y quedaron acumulados y enterrados en un gran depósito que cerró la salida del río al mar. Hoy se ven muchas de las chatarras abandonadas y la gente todavía no se ha terminado reponer del susto.



De Chañaral fuimos al Parque Nacional Pan de Azúcar donde queríamos ver los famosos pingüinos de Humboldt que forman una colonia en la isla del mismo nombre. Acampamos en un camping "lodge" concesionado donde desafortunadamente saben cobrar pero tienen el mismo desorden de los camping normales en esta zona.


Caminamos por el desierto bajo el calor implacable del medio día y subimos a El Mirador situado en la montaña que domina sobre 350 metros el mar. El viento marino nos refrescó en los filos y aprovechamos las hermosas vistas de esa costa que también presenta el fenómeno de la camanchaca. Las especies de cactus que encontramos son muy raras y muchos son endémicos.


En el camping cerca de la playa también debimos estar atentos a la amenaza de los tsunamis, la recomendación es : si siente un terremoto en el que no puede mantenerse de pie, salga lo más rápido posible y busque los lugares altos que se encuentran fuera de la línea de riesgo, en zona segura. Afortunadamente no hemos tenido hasta ahora ningún temblor, sin embargo en estas regiones no se puede bajar la guardia pues son frecuentes y pueden ocurrir en pocos segundos a cualquier hora del día o de la noche. 

sábado, 27 de febrero de 2016

LA SERENA, ENTRADA AL DESIERTO DE ATACAMA

LA SERENA, ENTRADA AL DESIERTO DE ATACAMA, 27 de febrero 2016

Nos despedimos de nuestros anfitriones en Valparaiso después de un largo desayuno bien charlado. Nos dirigimos a la ciudad de La Serena para continuar el viaje hacia el norte por la Ruta 5. Entramos así a la IV región chilena de Coquimbo por una zona donde hay grandes terrenos con cultivos de palta (aguacate), en zonas que empiezan a ser muy áridas.

La Serena es una linda ciudad al borde del mar, junto con Coquimbo alberga durante las vacaciones chilenas de febrero una gran cantidad de gente que busca las playas. El paso por la Ruta 5 se vuelve intransitable, el calor y los trancones nos hacen temer para conseguir alojamiento. Logramos descifrar en un mal mapa el posible lugar a donde dirigirnos, y encontramos el Hostal de María que tiene por casualidad una habitación libre porque alguien canceló su viaje. Es una casa de familia con habitaciones simpáticas en un largo jardín, y podemos utilizar la cocina.


Desde allí visitamos la ciudad que tiene un centro bonito, en el parque hay un gran mercado de artesanías, de productos típicos de la región entre los que nos llama la atención la papaya. El fruto es nuestra conocida papayuela de los altiplanos cundiboyacenses que para los chilenos proviene de esta región. Vaya uno a saber como fue el viaje de este fruto andino desde la época de la colonia. Una alameda adornada con réplicas de esculturas griegas de comienzos del siglo XX, regalo de uno de los patricios de la ciudad también llama la atención. Nos divertimos un buen rato con la actuación espontánea de un mimo que durante más de una hora atrae a la gente con sus payasadas, imitando a los transeúntes y "acosando" a las damitas. La ciudad tiene su tumbao.

En un día de recorrido por el caluroso valle del Elqui reconocemos uno de los oasis más productivos del desierto. En esta región se produce la uva que se utiliza para elaborar el pisco chileno. Las plantaciones ocupan todo el fondo de los valles gracias al riego, y han logrado colonizar también las partes bajas de las laderas. Algunas producen las famosas uvas dulces chilenas que econtramos en Colombia y también las dejan secar al sol para producir las uvas pasas.



Esta es la tierra de Gabriela Mistral, la poetisa que nació en Montegrande, cerca al pueblo de Vicuña. Allí se encuentra su tumba y la casa humilde en la que vivió con su madre de niña, es hoy en día un museo que recuerda su historia.

Aprovechamos la visita al valle para visitar una productora artesanal de pisco, con visita a la planta y degustación incluida. Nos enteramos de la historia del origen del pisco RRR, por las iniciales de su dueño, masón consumado que se reunía con sus amigos en la cava para probar sus licores y donde se cuentan algunas historias de espanto, como el diabólico niño que se cuela en una fotografía de la familia.


Por la noche subimos al Observatorio Cerro Mamalluca donde podemos participar en una sesión de observación de estrellas en los límpidos cielos del desierto. Con la guianza amena de una linda chica, reconocemos algunas de las estrellas del hemisferio austral, incluida la Cruz del Sur, identificamos las nebulosas de Magallanes, galaxias que habíamos contemplado en los cielos claros de la Patagonia, un cúmulo que contiene más de un millón de estrellas, las lunas de Júpiter y los tremendos cachos del Toro, las Siete Marías (que no son tres) con todas las estrellas de la constelación de Orión, también vimos tenuemente y hacia el horizonte nuestro conocido "chupete" de los niños que es realmente las Pléyades. Esta sesión lleva a la gente del común a interesarse por el universo que nos rodea, en esta ocasión la luna nos acompañó, por lo tanto su luminosidad dificultó la observación. La sesión nocturna terminó con regreso a nuestra morada en La Serena hacia la una de la mañana.

Para terminar esta visita fuimos al puerto de Coquimbo que sufrió fuertes averías durante el terremoto de 2015, incluida la llegada de un tsunami. Desde la parte alta de un cerro subimos a una enorme cruz de 90 metros de altura, que permite ver toda la ciudad, incluida la bahía turística con un puerto minero.



Después de tres días, vemos que es hora de partir de estas áreas pobladas para buscar la soledad de los Parques Nacionales. En Vallenar sobre la Ruta 5 tomamos la carretera que de dirige al mar por el valle del río Huasco. En este puerto nos informamos sobre los atractivos que existen en la región, y nos enteramos que también el tsunami por aquí hizo algunos estragos. El terremoto generó una gran onda que pasó al lado del puerto sin romper, luego se dirigió hacia el valle del río y subió por esta depresión inundando el pueblo de Huasco Bajo.

Más al norte está el Parque Nacional Llanos del Challe donde CONAF administra un camping cerca a Playa Blanca. El fenómeno conocido como la "camanchaca" es la nubosidad que se genera en esta zona cuando al pie del mar se alza la cordillera costera y produce condensación. El Cerro Negro está 700 metros directamente encima del mar, lo que permite la existencia de ecosistemas de desierto ricos en diversas especies de cactus, suculentas y una enorme variedad de plantas que están latentes esperando la presencia de humedad suficiente para desarrollarse. Cada cierto tiempo se produce el famoso desierto florido, cuando la totalidad de la superficie se cubre de multitud de flores durante algunos días, fenómeno que ocurre irregularmente cada 5 a 10 años. El año pasado se presentó en esta zona, los biólogos reconocen el efecto de lluvias repartidas en el tiempo que sumen los 20 mm.

En una caminata de 5 km recorrimos con un guardaparque un camino donde vimos un guanaco solitario que nos recibió a la distancia con relinchos, y un zorro chilla que se mimetizaba entre las plantas del desierto sin huir.



Al regreso en las playas encontramos algunas personas que en condiciones precarias se han instalado en esta costa y se dedican a recoger algas para la venta a empresas exportadoras que según dicen las llevan a China y Japón.  Al fondo se oía el ruido del mar con enormes olas que rugían al romper en las playas. Este año el clima no ha sido normal, estas marejadas se han extendido a todo lo largo de la costa y traen las algas hasta el borde.


La estadía en el campamento fue algo incómoda pues llegaron más personas de las previstas para estas instalaciones que fueron recibidas, incluyendo un grupo de 19 motociclistas alemanes. En nuestra vecindad se instaló al lado izquierdo un clan familiar que llevó planta eléctrica, luces de neón y toda la parafernalia de sala y comedor, y al lado derecho una familia tranquila con los abuelos que sin embargo celebraron un cumpleaños con parrillada.


Viendo este barullo decidimos salir a caminar con plena luna y recorrimos un sendero que sube por el cerro. El paisaje es fantástico en estas horas nocturnas, el aire se vuelve más frío y comienza a aparecer la neblina.

La fiesta de los campistas seguía en su furor cuando regresamos, así que sacamos nuestra tienda de emergencia y nos fuimos a dormir a otra parte. Es una lástima que la gente venga e estos hermosos parajes para hacer actividades que no están acordes con el medio donde nos encontramos, vimos que casi nadie se interesaba por los fenómenos naturales ni por conocer los ecosistemas únicos de estas regiones secas.

Nuestra noche terminó por lo tanto más cerca a la playa, las medidas de precaución que teníamos previstas en caso de temblor se fueron al traste. Sergio pasó la noche con un ojo abierto, pendiente de cualquier signo de amenaza, el rugido de las olas cerca de la carpa no lo dejaron dormir tranquilo. La mañana amaneció esplendorosa, empacamos los trastos y nos fuimos a desayunar al pie de los amanecidos que acababan de acostarse, cantando a todo pulmón : "Cuando pa Chile me voy, cruzando la cordillera....".
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domingo, 14 de febrero de 2016

VALPARAISO, EL PUERTO MÁS ANTIGUO DE AMÉRICA

VALPARAISO, EL PUERTO MÁS ANTIGUO DE AMÉRICA. 14 de febrero de 2016

Llegamos a Santiago en un vuelo nocturno de LAM, con apenas unas tres horas de sueño mal dormidas. Registramos nuestro regreso en la aduana y recuperamos el estatus de viajeros que "ingresan en vehículo a Chile". De inmediato, con nuestras mochilas de viaje nos dirigimos en bus y metro al barrio Las Condes para recuperar el carro en el Colegio Alemán. Nos esperaban ese mismo día según lo planeado, con el carrito bien cuidado. Agradecimos la excelente ayuda que nos brindaron y seguimos el camino en dirección a Valparaiso, primer puerto fundado por los españoles en América.



El viaje desde Santiago dura unas dos horas por autopista. Paramos a almorzar y a echar gasolina en una estación Copec y continuamos el camino. El descuadre horario con Alemania y las dos noches de vuelo en avión hicieron su efecto, Isolde quedó privada del sueño y Sergio condujo manteniendo la concentración a punta de agua. Llegamos bien a la ciudad y con la guía de un mapita de booking.com llegamos al hotel reservado previamente en un cerro entre Valparaiso y Viña del Mar. Esas reservas siempre nos preocupan, pues uno no sabe bien a donde llega. Sin embargo, esta vez dimos en el clavo, el Hostal Rivendell es una maravilla. Es una casa de los años 30 construida en una cañada con vista al mar, en un lugar muy tranquilo rodeado de árboles y jardines. Queda a un paso de las dos ciudades en transporte público, nos sentimos como en la zona rural de Chía después de llegar de Bogotá.



Rocío, la dueña del hotel es una señora muy querida, profesora de idiomas en la Universidad de Valparaiso. Su compañero Nico estudió arquitectura, hace todo tipo de trabajos de carpintería y nos recuerda con su simpatía y sus aficiones a Enrique Pardo. En unas amenas sesiones de cuentos e historias sobre Valparaiso, nos introduce en el ambiente artístico de esta interesante ciudad construida de manera caótica en numerosos cerros que bajan hacia el mar. También nos recrea la historia del puerto que creció alrededor de un poblado indígena, en una bahía protegida.

Como en toda la costa chilena, esta región es propensa a temblores, la gente está acostumbrada a ellos y en sismo de 6,4 grados que se sintió hace un par de días apenas fue notado por la población. Las casas están construidas sobre bases firmes y mampostería ligera, muchas tienen estructura de madera reforzada con vigas de hierro, lo que les a permitido resistir numerosos terremotos. La recomendación es guardar la calma y estar atentos, con los pantalones y zapatos listos en la noche para salir si se presenta cualquier emergencia.

La amenaza de tsunamis en el borde del mar nos motivó a comprar una SIM chilena, pues recibe mensajes de alarma en caso de emergencia a nivel nacional. Esta medida de prevención para nosotros es importante, pues vamos a recorrer más de 2000 km por la costa Pacífica, muchas veces al borde del mar. Esta motivación le causa gracia a la joven vendedora de teléfonos, parece que somos unos bichos raros que no se ocupan de las redes sociales.



Aprovechamos unas visitas guiadas que ofrece una organización de estudiantes para reconocer aspectos históricos y culturales de la ciudad. Nuestro guía es un estudiante de turismo recién egresado llamado Felipe, quien gana su salario con las propinas de los visitantes. Con excelente conocimiento de la región pues su familia es de Viña del Mar desde hace generaciones. Con espíritu crítico sobre temas políticos y administrativos, nos muestra diferentes aspectos de la ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2007. De los cuarenta y pico de cerros que conforman la ciudad, solamente unos pocos, Concepción y Alegre, así como el barrio del puerto y una parte del plan son patrimoniales, el resto de la ciudad se encuentra en un fuerte estado de decadencia y es bastante insegura. La gente en la calle nos advierte no pasar a ciertos lugares, en algunos sectores la presencia de personajes extraños también nos recuerda la zona de El Cartucho.



El puerto fue muy importante durante la colonia para los barcos que venían de Europa por el estrecho de Magallanes. Adquirió notoriedad continental cuando ocurrió la fiebre del oro en California, pero decayó a partir de la apertura del canal de Panamá en 1914. Desde entonces, la actividad ha venido en declive, hoy en día se considera que es una de las ciudades más pobres de Chile a pesar de su importancia como puerto. El turismo ha venido en los últimos años haciendo el relevo, en estos días de estadía hemos visto la llegada de tres enormes cruceros cargados de "gringos".



Una de las cosas más notables en la ciudad, además de muchas casas de la época dorada cuando vinieron los inmigrantes ingleses, alemanes, yugoslavos, italianos y otros para hacer fortuna, es la proliferación de murales que constituyen un museo al aire libre, los lienzos son las paredes de las casas que dan un multicolor aspecto a las calles.



Un paseo en lancha frente a la bahía nos deja ver el conjunto de la ciudad y el mosáico de casas vistos desde la distancia que le dan a Valparaiso un fascinante aspecto, a pesar de la densificación de los cerros.




Una visita a las playas en día domingo nos recuerda que el mes de febrero es plena temporada de vacaciones y medio Santiago se encuentra aquí. La temperatura del agua está muy encima de los 13oC promedio debido al fenómeno del Niño. Un colombiano que encontramos por casualidad es buzo comercial y nos cuenta que debido a esto han llegado tiburones detrás de cadúmenes de peces que no se encuentran normalmente en estas frías aguas de la corriente de Humboldt. También ha habido alarma por la presencia de una medusa muy agresiva conocida como la fragata portuguesa que tiene tentáculos de hasta 10 metros de largo. Las playas han estado cerradas para los bañistas pues ya ha habido algunos accidentes mortales por estos animales, sin embargo, a pesar de las banderas rojas, el calor hace que muchos se mean al agua: no se pierde la bajada!



Vamos en micro a unas dunas gigantes cerca de Cocón, que se parecen a las del desierto del Sahara. La diferencia es que quedan al borde del mar y han sido invadidas por enormes complejos de edificios que las están cercando. A pesar de las protestas ciudadanas, esta belleza natural está sucumbiendo ante los grandes negocios de los urbanizadores, como en la sabana de Bogotá.



Nuestro tranquilo alojamiento nos permite descansar después de las visitas a la ciudad y las playas. Aquí hemos dormido como nunca. Nos despertamos para recibir un exquisito desayuno en la terraza, preparado por Rocío con la ayuda de una pareja de jóvenes australianos, Tim y Ashley, que viajan por el mundo desde hace un año. Ellos financian en parte su viaje con trabajos, el café que preparan para el desayuno es perfecto. Las charlas que siguen con nuestros anfitriones se extienden, intercambiamos experiencias e historias con ellos y otros huéspedes, sin necesidad de salir corriendo para cumplir ninguna cita.



Después de tres días en este encantador lugar, debemos reiniciar nuestro viaje hacia el norte. Tenemos desde ahora seis semanas para regresar a Colombia y el terreno que viene es extenso. Sabemos que los bosques verdes del sur de Chile quedaron atrás, ahora nos adentramos a una de las regiones más secas del mundo: el desierto de Atacama.


viernes, 12 de febrero de 2016

VIAJE IMPREVISTO A ALEMANIA

VIAJE IMPREVISTO A ALEMANIA. 12 de febrero de 2016

Nuestro paso por Bogotá nos permitió cumplir algunas citas médicas que estaban en espera desde noviembre y resolver una que otra emergencia odontológica. Viajamos a Frankfurt con escala en Madrid sin problema, los sellos de inmigración ya casi no caben en los pasaportes.

Ponernos de acuerdo con Julián que nos iba a recoger en el aeropuerto requirió toda una estrategia de telepatía y préstamo de minutos de celular, cosa poco usual en estos países civilizados. Isolde convenció a un alemán para hacer una llamada y después de algunas peripecias nos encontramos en la salida del enorme Terminal 1 de uno de los aeropuertos más grandes del mundo.

En el Rheingau nos alojamos en una Ferienwohnung, ya no está la casa de los papás a donde solíamos llegar. Camila apareció al día siguiente y pudimos participar todos en la ceremonia de las cenizas de la Oma Mila.





La hermana de Isolde tenía todo preparado, con flores y cintas de recuerdo de las hijas, los nietos y los primos. De la capilla pasamos al Friedhof frente a la lápida donde esperaba la urna del Opa Franz en una tarde gris y helada de invierno propicia para la ocasión. El día terminó con tranquilidad en una reunión familiar con los primos y amigos más cercanos, alrededor de la mesa en la que nos esperaba Kaffee und Kuchen preparados por Silvia, todo acompañado con litros y litros de agua mineral. Varios de los primos vienen de la Baviera profunda, si el alemán es difícil, el bávaro es imposible. Otra vez Sergio tuvo que aguantar el cariñoso reproche: treinta años y aún no habla alemán, menos mal ahora lo entiende!



Al día siguiente Camila regresó a su casa y los tres fuimos a caminar un par de horas por los viñedos de Oestrich. Como se sabe, la uva necesita mucho sol y calor, estas condiciones se dan en el verano, normalmente en las latitudes de 30 a 40 grados en ambos hemisferios, cuando los días son muy largos y las temperaturas suben a 30oC. En Chile y Argentina acabamos de pasar por extensos viñedos que se encuentran en pleno crecimiento en el verano austral, aquí las plantas están en reposo, no tienen hojas y los tallos parecen muertos. La temperatura ese día estaba por debajo de los 0oC, con nieve en la parte alta del Weinberg y el piso cubierto de hielo liso que causa accidentes en las vías cuando llueve y el suelo está congelado.


Estamos a 50 grados de latitud norte en pleno invierno, el contraste con el verano chileno es impactante. Esta es la zona vinícola más septentrional del planeta, aquí se cultiva la vid desde hace mil años, cuando fue traída a estas tierras por Carlo Magno. Esto es posible debido a que el río Rhin que circula en dirección norte por el Graben, profundo valle tectónico, cambia de curso en Mainz y se dirige hacia el oeste por espacio de unos 50 km. Es el famoso Rheingau, hermosa región con lindos pueblos que viven de la producción de vino, entre ellos Hattenheim donde nació Isolde y Oestrich donde vivieron sus padres los últimos cincuenta años. Las laderas de la margen derecha miran hacia el sur y reciben los beneficiosos rayos del sol desde la primavera y durante todo el verano.


Por la tarde visitamos en Hattenheim a Gitti, Christa y Friedhelm en la casa de Tante Frieda. Deliciosas carnes frías y quesos acompañado con el frutoso vino blanco del Rhin, nos animaron para entablar una amena discusión en alemán sobre nuestro viaje por Suramérica del cual ellos son fieles seguidores en el blog Suramericarro. Se divirtieron mucho con nuestras aventuras en Santiago de Chile para dejar el carro y salir del país en avión. Con ayuda del traductor virtual al inglés de Google, Christa logró entender el “Isolde Kiss” del aduanero que nos ayudó con el papeleo del carro. Algunas palabras claves lanzadas de vez en cuando por Julián, mantenían a Sergio en el hilo de la conversación, mientras Isolde se explayaba en sus amenos relatos de viaje al ritmo de las 45 RPM.


La velada terminó con una sesión de fotos tomadas por Friedhelm en un potente telescopio de las montañas de la zona desértica de Chile. Él es un astrónomo aficionado que viaja a esa zona del planeta donde las estrellas son más visibles por la limpieza de la atmósfera y las noches despejadas del desierto de Atacama, uno de los lugares del mundo más propicios para esas observaciones.

En un curso fascinante vimos galaxias lejanas, nubes de polvo cósmico con composiciones de elementos que varían desde el lugar de origen, lo que permite reconocer eventos ocurridos en tiempos lejanos. Las estrellas, con la ayuda de Friedhelm, nos empezaron a hablar con formas y explosiones de colores que nos transportaron años luz al pasado. Con esta visión del firmamento y el viaje por Suramérica, unido al paso del tiempo que se hace evidente por la partida de los ancianos, entramos en conciencia de lo pequeña y frágil que es la Tierra y lo corta que es la vida humana. Tocó interrumpir esta deliciosa velada para ir a dormir después de estos dos días intensos de emociones familiares.

Al día siguiente viajamos a Bayreuth, región de Franken, donde Julián estaba preparando la defensa de su tesis de doctorado en biología. Han pasado diez años desde el día que viajó a Alemania con 19 años cumplidos para estudiar y cinco años desde que inició su tesis. Hoy se prepara para culminar esta etapa, con un trabajo minucioso de la ecología de los bosques tropicales de Panamá en un transecto con gradiente climático entre el Caribe y el Pacífico.



Asistimos a una de sus presentaciones preparatorias y vimos con orgullo la calidad del trabajo y la madurez académica que ha adquirido nuestro “bebé”. También está Annette, con quien ha compartido sus últimos años de vida y con quien se conoció durante su tesis de Maestría en Berchtesgaden, plenos Alpes alemanes donde ella realizó su tesis de doctorado con la Universidad de Würzburg.


El clima en Franken es mucho más frío y húmedo que en el Rhin. Aquí los campos estaban cubiertos a nuestra llegada con una gruesa capa de nieve que se fue derritiendo por el aumento de la temperatura. Aprovechamos el cambio de clima para hacer unas vueltas en cicla y cuando comenzó de nuevo a nevar, aprovechamos los fantásticos baños termales de los alrededores donde la cultura alemana del sauna es increíble. Como es natural, en estos establecimientos el vestido de baño está prohibido, el FKK (Freikörperkultur) es la regla, y todo el mundo asiste sin mayor malicia a este ejercicio de salud, apenas cubierto con una toalla. La gente muchas veces se conoce y se crea un ambiente de agradable camaradería.




Hay saunas secos desde 50oC, el más caliente tiene casi 100oC, en un ambiente relajado con chimenea de leña al interior y una cama con piedras calientes. Cada hora ocurre un acto que pone a prueba la resistencia al calor de los asistentes. Un experto entra al cuarto con un balde de madera que ha sido preparado con agua y aromas. Con un cucharón vierte el líquido sobre las piedras calientes y se levanta una nube de vapor que entra a los pulmones y dificulta la respiración. No contento con esto, el hombre armado con una toalla pasa frente a la gente que está sentada a diferentes alturas y mueve el aire con la toalla para dirigir el aire caliente. La oleada de vapor hirviendo sacude a la gente, el sudor cae a chorros por los cuerpos y se escucha una que otra expresión de sufrimiento. Para aumentar la sensación, la toalla es reemplazada por una bandera o un enorme abanico, objetos que mueven el aire caliente con mayor energía. El protocolo dura unos 6 minutos, la gente sale del sauna y se da baños de agua fría acompañado de masajes con un granizo de hielo. Al final, los más intrépidos entran a la piscina al aire libre que ese día se encontraba a 8oC. Al final, pasamos al sauna húmedo de 45oC donde se baja la presión del calor y se termina la sesión en un jacuzzi a temperatura corporal.

Salimos de nuestro baño totalmente relajados en medio de una nevada intensa que dificultaba la manejada cuando los copos blancos caían como plumas frente al parabrisas y el conductor corría el riesgo de quedar hipnotizado con esta lluvia sólida.

El día de la defensa, Isolde y Sergio se dedicaron a preparar un típico ajiaco santafereño con los ingredientes que consiguieron en el mercado, en una sesión de compras de todo un día: Kartoffel de cocción blanda, media y dura, alcaparras de origen griego, zanahorias de Holanda, maíz de tarro, aguacates de España, pollo y crema de leche locales y guascas colombianas que Julián tenía en su despensa. Durante horas pelamos y cortamos papas y zanahorias, cocinamos el pollo y comenzó el proceso de cocción de la Kartoffelsuppe. Mientras Julián se defendía a capa y espada, los papás que no tenían derecho a entrar a la defensa (política de la Universdidad de Bayreuth), luchaban a brazo partido para que el ajiaco adquiriera la textura y el sabor inconfundible de nuestro plato nacional.



En tres horas de esfuerzo, tanto el uno como los otros lograron el objetivo. Julián salió airoso de su defensa con un flamante 1.0 (Cum Laude), con la felicitación de los profesores y la alegría de la directora de tesis. Isolde y Sergio completaron la preparación de dos olladas de sopa, las mesas puestas en el invernadero de la Facultad, ayudados en la decoración por los jardineros que movieron carretillas y escoba para traer las matas más lindas al espacio reservado para la celebración. Annette se encargó de poner las mesas con manteles, servilletas y velas para las 40 personas que calculamos iban a participar del festín.

Camila vino de Kempten, en los prealpes bávaros que quedan a unas cuatro horas en carro de Bayreuth y alcanzó a entrar a la defensa de la tesis junto con Annette, en su calidad de ex-alumnas de la universidad. Una vez terminada la defensa, Julián destapó la champaña alemana del Rhin (Sekt), Leonor y otros compañeros de trabajo sacaron el carrito adornado con motivos alusivos a la tesis y a las aficiones de Julián, incluido el bonete con motivos panameños de su tesis.


La profesora se dispuso a realizar el acto más significativo y tradicional de la ceremonia que consistió en empujar el carrito con Julián sentado adentro por toda la Universidad, seguidos por los compañeros que anunciaban el acontecimiento con pitos y matracas. El semblante de satisfacción de Julián que sintió el empuje de su maestra era notable y saludaba a los jóvenes estudiantes que miraban pasar el espectáculo sin entender muy bien cual sería el motivo de tanto alboroto. Finalmente todos nos dirigimos al lugar de reunión y los comensales degustaron y apreciaron el delicioso plato. Repetición tras repetición, las ollas quedaron prácticamente vacías, la Kartoffelsuppe recibió también la aprobación alemana.





Terminamos la jornada en el apartamento de Julián, un Wohngemeinschaft en una granja en el campo a 10 minutos en cicla de la Universidad, donde toda la familia estuvo alojada alternativamente durante estos días. El reencuentro con los dos hijos nos puso a todos muy felices, la reunión de la pequeña familia fue clave para discutir los temas de interés común y las proyecciones de nuestros hijos que inician un nuevo ciclo en su vida personal y laboral. Julián va a Sttutgart con Annette y buscará una vinculación laboral desde allá, dejando su tranquila y agradable vida de estudiante. Camila irá a Colombia por una temporada después de renunciar a su trabajo de tres años en Alemania como geoecóloga para re-conocer su pais después de nueve años y buscar una pasantía ambiental en Colombia con lo cual espera conocer el ambiente laboral en nuestro medio en este campo.


El tiempo en Alemania pasó muy rápido, fue muy importante para toda la familia. Terminamos los tres juntos con Annette en una visita del fin de semana de despedida en Bruchsal donde nuestro amigo Hubert, quien siempre nos recibe con los brazos abiertos y las camas tendidas. Contra su costumbre, nuevamente Isolde se ocupó de la cocina y solamente un día fuimos al restaurante por la insistencia de nuestro querido amigo que no perdona la invitación. Comimos deliciosa Schnitzel con Spätzle, algo así como pata de cerdo con pasta, junto con vino y cerveza.




 

Regresamos a Santiago de Chile con una corta escala en Bogotá donde tuvimos que sufrir lo que en temas ambientales llamamos “vuelve el burro al molino”. Por un lado, la estocada que quiere dar el alcalde Peñalosa a la Reserva Thomas van der Hammen, y por otro, la salvaje acción de dragado del río Frío en Chía por parte de contratistas de la CAR y/o la Administración Municipal.

Si esta gente entendiera que el bien común y el ambiente sano que promueve nuestra constitución nacional son tal vez la mejor forma de lograr un clima de paz en el país, probablemente no se estaría promoviendo la “Ciudad Paz” que pretende seguir concentrando la población nacional en las grandes ciudades, a costa de los recursos naturales, entre ellas y primordialmente el suelo y el agua. El río Bogotá y afluentes como el río Frío sufren el impacto destructivo de la sobrepoblación y del deseo desmedido de urbanizadores y funcionarios que buscan grandes beneficios económicos destruyendo el entorno.