lunes, 29 de febrero de 2016

AMENAZAS NATURALES EN LA REGIÓN DE ATACAMA

AMENAZAS NATURALES EN LA REGIÓN DE ATACAMA. 29 de febrero de 2016

Continuamos nuestro viaje siguiendo la costa en dirección norte. En Puerto Viejo encontramos la vía cortada en el valle del río Copiapó, el puente que existía en este punto fue arrastrado por la corriente. En marzo de 2015 se presentaron avalanchas de lodo y piedra que vinieron por los cauces de los ríos desde la parte alta de la Cordillera. Según nos contaron varias personas, la ciudad de Copiapó que está construida en el antiguo cauce del río fue invadida por el barro hasta una altura entre 1 y 2 metros. Más adelante vimos los efectos nefastos de este evento en la ciudad que aún no se repone de esta tragedia de origen natural.



Por la ruta 5 llegamos al pueblo de Caldera que crece con sus 20.000 habitantes en el borde de una caleta suficientemente grande para que a 60 km de Copiapó fuera el puerto minero de la región. El tren de Copiapó es el más antiguo de Chile, data de mediados del siglo XIX y llevaba el mineral de cobre desde el interior hasta el puerto. Aún existen las viejas instalaciones abandonadas en ambas ciudades y las ruinas de las empresas mineras. El pionero fue un inglés, la Bahía Inglesa situada a 7 km del pueblo es hoy día uno de los balnearios más famosos de Chile por sus playas blancas de fragmentos de conchas y sus aguas transparentes. La temperatura del agua no llega a los 18oC, el mar chileno sigue siendo frío a pesar del actual fenómeno del Niño.



En Caldera ebulle la gente, estamos en el último fin de semana de vacaciones. Por suerte conseguimos una habitación en un hotelito bien tranquilo en el pueblo. Desde este lugar vamos a compartir playa con montones de chilenos que pasan el día en Bahía Inglesa. En este lugar existe un terreno donde han sido hallados numerosos restos de animales en lo que era el antiguo frente de playa del Mioceno, desde hace 11 millones de años atrás. Todo el suelo está cubierto por numerosos fragmentos de huesos fósiles que ha sacado la erosión, unos 30 metros encima del nivel actual del mar. Se encuentran restos de pinguinos, lagartos, tiburones y otros animales de la época en uno de los yacimientos paleontológicos más conocidos en el mundo. Sin embargo, la conservación es precaria y la información deficiente.

Al norte de Caldera aflora un tipo de basalto llamado orbicular que solamente se ha encontrado en cuatro lugares del mundo (Italia, Japón , Canadá y Chile). Esta rareza geológica es muy especial, en una matriz de granito aparecen unas esferas de color negro de 5 cm de diámetro. La roca sale en una franja de algunas decenas de metros frente al mar, en contacto con un granito y un basalto a cada lado.


Desde Caldera aprovechamos para adentrarnos en el Desierto de Atacama en dirección a Copiapó por la ruta que permite visitar el lugar donde los 33 mineros quedaron atrapados varios meses en la famosa Mina San José. Este lugar en pleno desierto está hoy abandonado, solamente queda el lugar de conmemoración de este acontecimiento que atrajo la atención mundial y se conserva la cápsula que fue utilizada para rescatar a los mineros. Fue construida con asesoría de la Nasa en forma de cohete con ruedas laterales para avanzar por el orificio de 700 metros de profundidad, perforado en la roca desde la superficie hasta el lugar del derrumbe. Los mineros permanecieron 70 días bajo tierra, comunicados por medio de una sonda que llegó al refugio subterráneo unas dos semanas después del accidente y donde pudieron enviar un mensaje en una hoja de papel que decía: "Estamos bien en el refugio los 33". La mina tenía una vía interna para camiones que descendía en caracol los 700 metros de desnivel, una parte de esta quedó bloqueada y fue imposible remover los escombros. Uno de los mineros sigue realizando visitas guiadas los fines de semana para contar su historia. Sobrecoge la experiencia vivida por estos hombres que aguantaron más de dos meses atrapados bajo tierra, y la primera semana sin ningún contacto con el mundo exterior, comiendo una cucharada de atún al día y bebiendo agua contaminada. La mina era privada, el gobierno chileno tuvo que hacerse cargo del rescate que costó una fortuna. La empresa se retiró y la mina está hoy abandonada.


En Copiapó quisimos visitar el Museo de Mineralogía de la Universidad de Atacama pero la avalancha de 2015 dejó sepultado el edificio que está en el centro de la ciudad. En toda la ciudad se nota la depresión que dejó el evento de lluvias que generó numerosos flujos en toda la región. Según parece, la temperatura en la cordillera fue más alta de lo normal y en lugar de nieve cayó lluvia, concentrando los flujos en los drenajes naturales que la mayor parte del tiempo permanecen secos. Más al norte, el pueblo de Chañaral también fue muy afectado, varios edificios oficiales y numerosos barrios fueron sepultados por la creciente del río. Los camiones de las mineras que iban por la vía a Salvador y que pasa por el fondo seco del valle, fueron arrastrados por la corriente y quedaron acumulados y enterrados en un gran depósito que cerró la salida del río al mar. Hoy se ven muchas de las chatarras abandonadas y la gente todavía no se ha terminado reponer del susto.



De Chañaral fuimos al Parque Nacional Pan de Azúcar donde queríamos ver los famosos pingüinos de Humboldt que forman una colonia en la isla del mismo nombre. Acampamos en un camping "lodge" concesionado donde desafortunadamente saben cobrar pero tienen el mismo desorden de los camping normales en esta zona.


Caminamos por el desierto bajo el calor implacable del medio día y subimos a El Mirador situado en la montaña que domina sobre 350 metros el mar. El viento marino nos refrescó en los filos y aprovechamos las hermosas vistas de esa costa que también presenta el fenómeno de la camanchaca. Las especies de cactus que encontramos son muy raras y muchos son endémicos.


En el camping cerca de la playa también debimos estar atentos a la amenaza de los tsunamis, la recomendación es : si siente un terremoto en el que no puede mantenerse de pie, salga lo más rápido posible y busque los lugares altos que se encuentran fuera de la línea de riesgo, en zona segura. Afortunadamente no hemos tenido hasta ahora ningún temblor, sin embargo en estas regiones no se puede bajar la guardia pues son frecuentes y pueden ocurrir en pocos segundos a cualquier hora del día o de la noche. 

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