Nuestro viaje nos llevó a Antofagasta, el puerto minero más importante de la región. La Ruta 5 se adentra a lo largo del desierto de Atacama, los paisajes desolados hasta donde alcanza la vista son impresionantes. En 200 km no se encuentra nada, a duras penas aparece un pequeño oasis con tres árboles llamado Agua Verde donde hay una estación de combustible. La siguiente está a 215 km más adelante, no debemos fallar en llenar el tanque.
Este lugar existe porque en el siglo XIX Chile descubrió la presencia del salitre, una sal de nitrato de sodio que tenía propiedades increíbles como fertilizante. Es el famoso N de los agrónomos en su fórmula NPK (nitrógeno, fósforo, potasio) y comenzó a ser explotado para llevar a Europa y a Norteamérica. El salitre se encuentra en estas pampas desérticas sobre 1000 m.s.n.m. cerca a la superficie en capas de pocos metros, en una franja de 30 km de ancho a lo largo de 1000 km de largo.
Corresponde a una evaporita de condiciones extremas que acumuló esta sal muy soluble en agua debido a las condiciones extremas de sequía en el pasado geológico reciente, al este de la actual Cordillera de la Costa. Existe todavía mucha polémica sobre su fuente de origen, es una sal marina que contiene también yodo. Lo más probable es que fuera producido por cianobacterias, organismos extremófilas que fijaron el nitrógeno. El problema es entender como se concentró y se formó el depósito de "caliche". Para nosotros es una especie de cromatografía de las sales en el paisaje, donde las especies más solubles son las últimas en cristalizar, las otras sales marinas más abundantes, halita, yeso, carbonatos cristalizan o precipitan primero, las últimas quedan en el "cuncho" y se concentraron en el borde de los salres.
Alrededor de las oficinas a lo largo del cordón de salitre se crearon pueblos que hoy en día están abandonados como Pampa Unión, un lugar a 200 km sin nada a la redonda donde se cruzaba la línea del tren salitrero con el ferrocarril que venía por la cordillera desde Bolivia. La caída del salitre ocurrió a partir de la primera guerra mundial cuando los alemanes descubrieron la forma de preparar fertilizantes sintéticos. Poco a poco la actividad disminuyó hasta desaparecer casi por completo a partir de los años 50. Hoy existe la última producción en la Ex-oficina llamada Maria Elena al norte de Antofagasta donde se puede visitar el pueblo con construcciones de madera, teatro del pueblo y el recuerdo viviente de los sindicatos de trabajadores.
La antigua fábrica está abandonada pero a la distancia se observan los enormes acopios del salitre purificado de color blanco en una nueva empresa que logra mantener una actividad anacrónica por alguna razón que no nos explicamos.
Es recordada la masacre de los trabajadores salitreros en la Escuela Santa María de Iquique donde murieron por la represión del ejército más de mil huelgistas que reclamaban sus derechos, entre otros, terminar con el sistema de fichas para el pago de su trabajo que solo se podían canjear contra los productos que vendían en la pulpería del pueblo de propiedad del patrón, como en la época de los caucheros. El gobierno de Montt ordenó parar las manifestaciones y obligar a los trabajadores a subir a sus pampas, estaba en peligro la estabilidad económica del país que dependía en esa época del salitre. Los dueños de las empresas vivían cómodamente en la ciudad en elegantes casas de estilo Georgiano que aún subsisten en el centro de la ciudad. Todo el esplendor de esa época y el sufrimiento de la gente quedó en la historia con el fin de la actividad salitrera.
Visitamos antes de emprender el viaje el Museo del Desierto en Antofagasta donde presentaban una exposición muy interesante sobre la historia del salitre que nos aclaró bastantes interrogantes sobre esta compleja actividad que fue en su momento el motor de la economía de Chile. El nitrato de Chile o Saltpeter fue promocionado y exportado a todo el mundo.
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