sábado, 26 de marzo de 2016

REGRESO A CASA CON 30.000 KM RECORRIDOS

REGRESO A CASA CON 30.000 KM RECORRIDOS

El viaje de Ecuador a Colombia queríamos hacerlo el día lunes festivo para conseguir algún alojamiento decente al final del puente. Para ello reservamos con tiempo un cuarto en Chachagüí, el pueblo vecino al aeropuerto de Pasto fuera de la ciudad. Antes de salir nos enteramos que nos habían cancelado la reserva, ahora toca ponernos a buscar un chuzo en Pasto.

El viaje se hizo sin contratiempos fuera de la habitual pelea en el paso de la frontera: Isolde insiste en comprar algo para salir de todos los centavos ecuatorianos; Sergio quiere pasar sin perder más tiempo. Total: desvío para buscar una tienda en el último pueblo y pérdida de tiempo en el paso de la frontera por las colas de entrada del puente festivo, "al que no quiere caldo se le dan dos tazas".

En el centro de Pasto entramos a la catedral donde estaba iniciando un concierto de música de cámara de una agrupación vocal, en un evento patrocinado por la alcaldía. Al final nos hicieron entrevista para un programa cultural, Isolde expresó su satisfacción por la calidad de la presentación en contraste con la basura electrónica que se escucha por todas partes. El  chuzo de Pasto fue algo ruidoso, no se durmió muy bien, pero por fortuna conseguimos un lugar para pasar la noche. Pasto está tomado por los ecuatorianos que vienen a Colombia de vacaciones y de compras porque les resulta muy económico debido a la devaluación del peso con respecto al dólar.



La jornada Pasto - Cerrito (Valle) fue bastante larga. El paso por el cañón de Juanambú en Nariño y por el río Patía en el Cauca, obligan a subir y bajar montañas por abismos impresionantes para llegar a Popayán después de 250 km de recorrido. Pasto se encuentra muy aislado por tierra del resto del país, se entiende porqué ha desarrollado su propia cultura.

Seguimos de largo por la panamericana dejando Cali y entramos a Palmira para buscar la vía que lleva a la Hacienda El Paraiso, lugar donde se desarrolla la novela La María de Jorge Isaacs. Cerca a este sitio queríamos pasar una noche tranquila y descansar en un sitio alejado de los pueblos del valle donde la actividad agroindustrial de la caña de azúcar es impresionante. Efectivamente llegamos al lugar que queda situado unos 500 metros encima de la planicie, con un paisaje hermoso. Pudimos asistir a un lindo atardecer aunque en el valle queman potreros y se levantan nubes de humo que forman hongos en la altura.



La finca campesina resultó un chasco: el cuarto, la cama, etc., incómodo y poco aseado. Adicionalmente algo que comimos en la tarde nos enfermó, por lo tanto pasamos una mala noche en una mala posada. Nos despedimos sin desayuno y seguimos nuestro viaje final desde temprano en la mañana. Cruzamos todo el valle del río Cauca y tomamos la vía que por la zona cafetera conduce al paso de La Línea. El tráfico comenzó a ponerse pesado a partir de mediodía. En el cruce de la Cordillera Central encontramos montones de vehículos que venían de Bogotá en filas interminables. Varias tracto-mulas hacían muy lento el tránsito, a veces la velocidad no superaba los 20 km/hora. La bajada a Ibagué fue igual o peor que el ascenso a La Línea, este recorrido resultó muy estresante. En el camino nos íbamos turnado el volante, realmente el poco sueño y la intoxicación nos tenían a ambos en malas condiciones. El túnel de La Línea parece que sigue en obra!

En el valle del Magdalena el calor era impresionante. Decidimos, a pesar de todo, seguir adelante hasta llegar a la casa. En Girardot tuvimos nuestro último encontrón, en un Pare para tomar la vía de La Mesa. En espera del paso, sentimos un golpe por detrás: lo que faltaba! Bajamos a ver los daños, el carro de atrás se incrustró solito con su bomper y su placa en la bola para el remolque que tiene nuestro jeep. No nos pasó nada: señores, no se preocupen por nosotros: mucha suerte. Seguimos nuestro camino sin que se generara ningún problema. Por fin, después de 10 horas de duro viaje logramos llegar a Chía con las últimas luces del atardecer.



Los últimos tres días de viaje por tierras colombianas nos dejaron exhaustos. En los 400 km del último día pagamos once peajes por un valor total de $ 100.000, cuota exigida para cualquier tipo de vía. Aquí sentimos que algo no funciona bien, en todos los países que visitamos solamente se paga peaje cuando existe autopista.



Así terminó nuestro recorrido que durante seis meses nos llevó a la latitud 46° Sur desde nuestra latitud 4° Norte. Recorrimos aproximadamente 30.000 kilómetros en un arco de 50° por paisajes hermosos y contrastantes. Nuestro viaje que bautizamos SURAMERICARRO ha sido una experiencia maravillosa.



La próxima será NORTEAMERICARRO ?




1 comentario:

  1. ¡Campeones! ¡Felicitaciones! Y que tengan ahora un buen y largo descanso en esas tierras chibchas.

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