Chilecito, segunda ciudad de la Provincia de la Rioja, tiene un patrimonio de arqueología industrial sorprendente y fascinante. En esta región se inició en 1903 el proyecto de ingeniería más ambicioso que se pueda uno imaginar para esa época. El gobierno argentino de Roca contrató con una compañía alemana la construcción de un teleférico para el transporte de minerales (Cu, Ag, Au) de la mina La Mejicana en la Sierra de Famatina, desde 4600 m.s.n.m. hasta el valle situado a 1100 m.s.n.m. en un recorrido de 35 km.
Para ello fue construido en el transcurso de dos años un cable carril con 9 estaciones, 262 torres, 250 vagonetas de hierro de 250 kg, para el transporte de personal, agua, combustible y maquinaria y mineral. Utilizaron 140 km de cable, 1600 trabajadores y 1000 mulas para completar el trabajo en menos de dos años en la obra de ingeniería llamada el cable-carril, que es en su tipo la más larga y alta del mundo, en un "ensamble perfecto". En Manizales existió algo parecido para el transporte de mercancías hasta Mariquita pasando por el páramo de Letras, probablemente más larga que esta y hoy en día abandonada y desmantelada.
Varias de las estaciones están provistas de una caldera para producir vapor calentando el agua con leña, para mover la máquina que jalaba el cable del sistema transportador. Las vagonetas se movían a una velocidad de 100 a 120 metros por minuto. La estación 8 situada a 4300 m.s.n.m. es la más fría, el promedio de la temperatura ambiente es de -20oC. Recordemos que esta región se localiza a 29o de latitud sur en la zona templada.
La empresa minera inició actividades en 1905 y funcionó solamente unos 20 años, los trabajos se pararon definitivamente en 1930. Sin embargo en los últimos años una empresa canadiense inició la prospección del depósito con la intención de hacer una gran minería a cielo abierto. La población de la región se opuso activamente al proyecto pues tienen evidencias sobre la contaminación de la aguas de deshielo y el peligro de deterioro de las napas freáticas, única fuente hídrica de estas zonas desérticas. La consigna exitosa que adoptaron fue: "La Fama no se toca!".
La visita al proyecto inicia en la Estación 1 que se localiza junto a la estación de tren que comunica Chilecito con Rosario sobre el río Paraná para embarcar el mineral hacia el exterior. La empresa minera fue manejada por una compañía inglesa, lo que recuerda las historias referidas por Eduardo Galeano en "Las venas abiertas de América latina". Esta estación recibía los lingotes de metal después de fundir el mineral en un horno localizado a 8 km, cerca a la Estación 2 a 1500 m.s.n.m.
El cable-carril fue abandonado desde los años 30 pero fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1982. Contrasta la iniciativa titánica emprendida en la época para extraer y exportar metales nobles a Europa, de un territorio prácticamente despoblado con el abandono del monumento y del museo instalado en la casa del gerente de del ferrocarril en la Estación 1. Los trabajadores del proyecto vinieron de Chile, lo que dio origen al nombre del asentamiento Chilecito que hoy conocemos. En esa época no se conocía ni importaba el efecto que sobre el medio ambiente pudiera producir este desarrollo minero. A tal punto que desde esa época las aguas de deshielo que drenan hacia el valle llevan una carga de sedimentos que resultan de la liberación de hierro y otros metales durante la exposición de los minerales, lo que originó el nombre de río Ocre y en otro caso, la Mina de Oro, el río Amarillo que pasa al lado de Chilecito.
Las aguas de drenaje que se infiltran por los socavones salen con un pH del orden de 2, extremadamente ácido, en muestras tomadas durante nuestro recorrido en carro. A más de 20 km de la fuente todavía se registran valores de pH del orden de 4, todavía muy ácidos para un agua corriente natural. La gente sabe esto y teme con razón que una gran explotación a cielo abierto produciría mayor deterioro de las agua superficiales afectadas por la antigua explotación, con riesgo inminente de contaminación de las aguas subterráneas. La empresa multinacional abandonó el proyecto por la presión de la comunidad, y están atentos a las políticas del nuevo gobierno respecto a estos reclamos. Hace pocos meses tuvieron un nuevo enfrentamiento con los operadores que quisieron entrar de nuevo.
Para llegar a las estaciones de la parte alta y a la Mina, el recorrido de más de 50 km nos lleva por una trocha de muy difícil acceso que requiere un vehículo 4x4. Nuestro Vitara demuestra su potencia y adaptación a vías para todo-terreno en la acepción más completa de esta palabra. Entramos a la zona desde Famatina y el pueblo de Carrizal Alto. La trocha sigue paralela al río Ocre, entra en el inmenso cauce seco con piedras redondeadas que hacen brincar el carro. Por una senda estrecha y pendiente sube y baja lomas hasta llegar a un bello cañón todavía habitado por algunos pocos colonos.
Desde allí de introduce en el cañón estrecho del río, pasando por el lecho de aguas amarillas, sobre derrumbes recientes y subiendo pasos muy pendientes tapizados de fragmentos filudos de roca que nos hacen temer por las llantas. En un largo recorrido por este cañón donde uno espera que no vaya a llover, salimos a la parte alta de la cuenca donde el paisaje es cada vez más desolado. Aparece al fondo el gran cuerpo mineralizado que se diferencia de las rocas circundantes por los colores rojizos de los depósitos de fragmentos de rocas que lo tapizan y en algunos lugares se aprecia el color oliva de los minerales buscados. Todavía nos topamos con una pequeña manada de guanacos muy ariscos que trepan por las empinadas laderas de la montaña.
A 3800 m.s.n.m. pasamos por el campamento abandonado de la empresa minera y tomamos una vía que sube a mano izquierda, A partir de este punto es obligatorio el uso del bajo 4WR pues la trocha asciende en fuerte pendiente sobre material suelto hasta alcanzar una cornisa a 4200 m.s.n.m. En este punto tenemos el abismo de centenares de metros frente a nosotros y nos bajamos del carro para admirar el paisaje y tomar algunas fotos. Nos coge por sorpresa una fortísima ráfaga de viento que nos empuja hacia el abismo, debemos sobreponernos con fuerza y resguardarnos al lado del carro que se bambolea con el viento de una manera inquietante. Isolde logra abrir la puerta y entrar al vehículo mientras Sergio lucha por abrir la del piloto. El altímetro que lleva colgado al cuello se levanta con el viento y casi sale por encima de la cabeza. Finalmente logramos retomar el control y colocar el carro en una posición menos vulnerable.
De este punto regresamos al filo donde las ráfagas de viento nos impiden pasar a la Estación 7, la más expuesta de todas, conocida como la de "Las ánimas", por la cantidad de vidas que se perdieron al caer al abismo. Bajamos al campamento y tomamos la vía que sigue el valle del río hasta llegar a la Estación 9 localizada al pie de los socavones de la mina La Mejicana. Un grupo de argentinos de Rosario llegan con sus cuatrimotos, fascinados por el paisaje lunar de este lugar y el reto del paso por el río. Nos indican el lugar de la mina a donde entramos con chaquetas pues la temperatura interna es menor de 0oC. Al entrar encontramos hielo en el piso y bolsas abandonadas de muestras de la minera. Tomamos fotos en los túneles donde se aprecian las vetas mineralizadas, el enrejado de fracturas con pirita y las formaciones de estalactitas de sulfato de cobre en los techos de las galerías.
El regreso dura tres horas de bajada por el mismo camino que presenta hacia el atardecer nuevos paisajes y facetas que no pudimos apreciar en el azaroso ascenso. Llegamos de nuevo a Chilecito a las 8 p.m. con los últimos rayos de sol, encantados de haber podido conocer todo el proyecto y los maravillosos paisajes que ojalá se mantengan preservados.
Nuestra estadía en Chilecito también nos permitió acercarnos a algunas personas de la región para conocer sus puntos de vista sobre los diferentes aspectos de interés común y local. Nuestra anfitriona en el Hostel Chaquivil de Famantina es Michela, docente de matemáticas en licencia, que está tratando de sacar adelante este lindo hospedaje desde hace unos meses. Vino de San Juan para estar al lado de su marido que es ingeniero químico y tiene una finca de producción de uvas en el sector, incluida su pasión por las aventuras en la naturaleza fascinante de la región. El nombre del hostel es un claro ejemplo del interés ambiental que se tiene en la zona para conservar el agua en el piedemonte de la Sierra.
La casa es arrendada y han tenido que hacer muchas obras para ponerla a funcionar, se nota que el dueño, como en muchas otras propiedades que hemos visto en nuestro viaje, prácticamente dejó decaer la propiedad. Nos ha llamado la atención el descuido de las casas, los alojamientos y las instalaciones públicas en la región.
En charlas francas y amenas con varias personas nos hemos enterado de la difícil situación que viven muchos argentinos que emprenden proyectos y no reciben ningún apoyo estatal. Por el contrario, se quejan de las dificultades para conseguir personal y lo explican en parte por la inadecuada cultura del no trabajo que se ha establecido en el país como consecuencia de los excesivos subsidios que da el gobierno por desempleo y otras prebendas que, dicen, alcanza a cubrir a un 60% de la población.Se llega a relacionar el incremento en la maternidad juvenil a este factor, y muchos desempleados no aceptan trabajo para no perder el subsidio. Este factor social que pudiera ser positivo, ha traído problemas graves de drogadicción con la consecuente inseguridad pues los jóvenes no tienen perspectivas de futuro. La gente que analiza esta situación tiene esperanzas que el cambio de gobierno traiga mejoras en este sentido y el país salga adelante de la crisis que actualmente atraviesa.
Sin embargo en la región todos están de acuerdo que el tema minero no es la solución. El conjunto de la población no quiere que los proyectos extractivos vuelvan a activarse y en la otra cara de la moneda el nuevo gobierno podría impulsar estos desarrollos. En general, se siente en el ambiente la polarización política, pero en el fondo la mayoría tiene la esperanza que el cambio que viene sea positivo.