Llegamos a la ciudad de Salta para buscar un cerrajero de carros. La ciudad se extiende en un valle amplio a 1200 m.s.n.m. al pie de las montañas que se levantan al oeste, El nombre viene del sagta aimará que quiere decir hermosa, por lo que la llaman Salta, La Linda. Es una ciudad con muchos parques y alamedas.
Aprovechamos la corta estadía para visitar el MAAM (Museo Andino de Alta Montaña), donde la Universidad de Salta estudia y exhibe objetos de la cultura inca relacionados con las ofrendas de niños en las montañas, algo similar al museo de Arequipa, Perú. De manera muy didáctica y respetuosa, muestran el cuerpo conservado de uno de los tres niños hallados en la cumbre del volcán Hullaillaco (6700 m.s.n.m.). Estos sacrificios se han podido ubicar en unas 200 montañas andinas de la región.
El cerro San Bernardo domina la ciudad 350 metros por encima y tiene un teleférico. Nosotros decidimos subir a pie por un camino que arranca en un enorme monumento a Güemes, el héroe de la independencia del Norte de Argentina. El verano se ha hecho presente y en el ascenso nos acompaña un sol inclemente y hace bastante calor, La parte alta del cerro tiene un hermoso parque con cascadas de agua en grandes caudales que son bombeados hasta allí, como parte del sistema de acueducto de la ciudad, En el ascenso pasamos por un bosque seco, pero arriba el ambiente es fresco por la presencia de un bosque con grandes árboles.
San Lorenzo, 15 km al oeste de la ciudad es un sector donde se han construido muchas quintas y está cubierta por grandes árboles nativos. Al final se encuentra la quebrada del mismo nombre que da acceso a una reserva con un camino que sube desde 1500 hasta 2200 m.s.n.m, Hacemos el recorrido pasando por el bosque que va cambiando de composición, hasta llegar al filo que separa este valle de otros vecinos, la mayor parte del paisaje está cubierto de vegetación. En la parte alta reconocemos una especie de pino parecido al pino colombiano. Los 700 metros de subida los hacemos en dos horas y media, la bajada en algo más de una hora. En el camino nos cruzamos con algunos toros poco amigables que sobrepasamos sin consecuencias que lamentar.
El lunes a primera hora encontramos el cerrajero estrella que logra arreglar la cerradura del carro, parece que los Vitara no son tan comunes en Argentina. Con esto seguimos nuestro viaje con un poco más de confianza, aunque nuestra intención es no bajar la guardia.
Por una vía destapada nos dirigimos a Cachi, pequeño pueblo en el circuito de los valles Calchaquies. La distancia desde Salta son 157 km, pero una buena parte se hace en carretera destapada. La vía arranca por un hermoso valle que sube por el rio Lerma hasta la Cuesta del Obispo y a un paso a 3300 m.s.n.m. La vía es estrecha y bordea las laderas de una montaña de 5200 ms.n.m. sumamente erosionada. Pasamos por el valle Encantado, con formaciones de arenisca desgastadas por el viento y el hielo que dan formas sugestivas. Aquí el ambiente es muy tranquilo, no se escucha más ruido que el del viento.
Pasando el alto entramos en el Parque Natural de los Cardones, aunque inicialmente no llaman mucho la atención, pronto los reconocemos formando bosques extensos en la inmensa planicie a 3000 m.s.n.m. En este sector se reconoce el antiguo camino inca que hoy forma parte de la ruta en la famosa recta de Tin Tin de más de 10 km. En la parte más baja de este altiplano se desarrolla un bosque de algarrobos por la humedad de las montañas circundantes que escurre por los suelos y se concentra allí. Nuevamente encontramos que este ambiente es irreal y los paisajes son fascinantes.
A Cachi llegamos después de todo un día de viaje, el pueblo se sitúa a 2.200 m.s.n.m. El viento es muy fuerte y levanta una polvareda que no deja ver las montañas circundantes. Encontramos el Hostel "Diferente" donde pasamos una noche tranquila después de perder el partido Colombia - Argentina en Barranquilla 0-1. Menos mal, sino hubiera tenido que defender el honor toda la noche,
El pueblito es muy lindo, sin embargo se siente de alguna manera la misma discriminación que vivimos en Bolivia, cuando debemos buscar comida o acercarnos a lugares de interés turístico. En un lugar aislado en la base del Nevado Cachi donde hay unas supuestas ruinas de corrales y asentamientos precolombinos fuimos recibidos con actitud de pocos amigos. Allí tienen una cría de cabritos pero se ponen bravos si queremos tomar unas fotos y cierran la puerta de la casa al pasar. Dejamos el carro, pero guardamos cierto recelo que curiosamente coincide con nuestra primera pinchada con tres puntillas al día siguiente, cuidadosamente arregladas por un "gomero".
El caminos de Cachi a Cafayate es espectacular, pasamos por pueblos pintorescos con lindas iglesias y oasis donde cultivan uvas, comino y anís. El resto es un desierto desolado con hermosas formaciones rocosas, especialmente entre Molinos y Cafayate en la Quebrada Las Flechas. La vía es de ripio y se caracteriza por los desagradables serruchos o costillas, también llamadas calaminas en el lenguaje local. La batidora es impresionante en algunos tramos, la carretera bordea o atraviesa el río Calchaquí con curvas y puentes estrechos que nos recuerdan que circulamos por la mítica ruta 40 en los kilómetros 4400. estamos todavía muy lejos de la ansiada Patagonia.
En dos días de viaje pasando por paisajes fascinantes del valle de Calchaquies, llegamos por fin a Cafayate donde lo que llama la atención es su asentamiento en un valle muy amplio que ha dado lugar a la siembra de viñedos y al desarrollo de Bodegas de vinos de altura sobre los 1700 m.s.n.m. El sol que brilla durante todo el día, sin una nube y las altas temperaturas en esta época del año, explican el éxito de esta actividad que hace de Cafayate una de las regiones vitícolas mas famosas de la Argentina. Aquí se precian de tener una cepa única que produce el vino amarillo Torrontés.
Nos alojamos en un Hostel que permite cocinar y comemos un delicioso bife con papas y ensalada de tomate acompañado con exquisito vino rojo Malbec que aquí vale menos que una botella de agua.
Esta parte de la Argentina nos encanta, vamos todavía a visitar las bellezas naturales de los alrededores antes de continuar el viaje hacia la provincia de Tucumán.
Gracias Isolde y Sergio.Saludos de Rocio
ResponderEliminar