SAN JUAN Y MENDOZA, REGIONES DE ALTO RIESGO SÍSMICO, 7 de diciembre de 2015
Saliendo de Valle Fértil regresamos de nuevo a paisajes
semidesérticos que se pierden en el horizonte,
territorios inmensos totalmente despoblados.
El primer sitio “civilizado” lo encontramos 120 km más adelante, en el famoso santuario de la Difunta Correa. Este lugar muestra el alma de una parte de la población argentina. La "santa" popular era la esposa de uno de los capitanes que luchaban en las guerras después de la Independencia y siguió a su marido con un niño de brazos en el campo de batalla. La encontraron muerta de hambre en este lugar pero dicen que el niño seguía vivo y era amamantado milagrosamente. La gente trae botellas de agua para calmar su sed y ofrendas de agradecimiento por los favores recibidos, como las placas de los carros viejos, maquetas de las casas que adquirieron, modelos de los carros nuevos adquiridos, bancas para el santuario, el yeso del miembro sanado, agradecimientos con la figura de la mujer con el niño, etc.
Estuvimos en un día entre semana sin visitantes, pero el fenómeno es de tal
magnitud durante los fines de semana que en los alrededor del sitio hay toda una
infraestructura de vías, parqueaderos, restaurantes y las infaltables parrillas
donde las familias vienen a hacer sus asados. Nos recordó en algo las
peregrinaciones a Monserrate y nos imaginamos las afluencias de gente durante los días festivos.
El primer sitio “civilizado” lo encontramos 120 km más adelante, en el famoso santuario de la Difunta Correa. Este lugar muestra el alma de una parte de la población argentina. La "santa" popular era la esposa de uno de los capitanes que luchaban en las guerras después de la Independencia y siguió a su marido con un niño de brazos en el campo de batalla. La encontraron muerta de hambre en este lugar pero dicen que el niño seguía vivo y era amamantado milagrosamente. La gente trae botellas de agua para calmar su sed y ofrendas de agradecimiento por los favores recibidos, como las placas de los carros viejos, maquetas de las casas que adquirieron, modelos de los carros nuevos adquiridos, bancas para el santuario, el yeso del miembro sanado, agradecimientos con la figura de la mujer con el niño, etc.
Llegamos a San Juan por la tarde y conseguimos un agradable hospedaje familiar cerca al anillo vial que rodea la ciudad, a unas 15 cuadras del centro y en una zona donde podemos encontrar un taller eléctrico para revisar las luces del carro que anda tuerto. El maestro Macheratti es el encargado del tema en un viejo taller estilo 7 de Agosto. El hombre hace una inspección minuciosa, confirma que todo está bien excepto las lámparas. Charlamos un buen rato con varios de los mecánicos sobre nuestras experiencias de viaje y se sorprenden que vengamos desde tan lejos. Cada argentino que conocemos manifiesta su deseo de hacer algo así alguna vez en la vida. Con un país tan grande y tan hermoso, en su espíritu están siempre las ansias de recorrer territorios. Nos despiden efusivamente y nos desean mucha suerte y bendiciones en nuestro viaje.
San Juan, cuna del presidente Domingo Faustino Sarmiento, reconocido político, escritor y educador del siglo XIX, es una ciudad relativamente pequeña que no tiene muchas casas antiguas pues fue destruida por un terrible terremoto en 1944 de magnitud 7,8 en la escala de Richter.
La catedral y casi todos los edificios emblemáticos colapsaron y se calcula en 10.000 el número de muertos. Uno de los pocos edificios del siglo XIX que resistió fue precisamente el Colegio Sarmiento que estaba construido con normas antisísmicas de la época. Un museo de la Historia de la Ciudad hoy en día bastante descuidado al igual que el conjunto de la ciudad, recuerda con fotos antiguas la época anterior y el efecto destructivo del sismo. Lo más interesante e inquietante es un cuarto simulador que reproduce las vibraciones y el bramido del terremoto, acompañado con un video que reproduce el colapso de la catedral.
La catedral y casi todos los edificios emblemáticos colapsaron y se calcula en 10.000 el número de muertos. Uno de los pocos edificios del siglo XIX que resistió fue precisamente el Colegio Sarmiento que estaba construido con normas antisísmicas de la época. Un museo de la Historia de la Ciudad hoy en día bastante descuidado al igual que el conjunto de la ciudad, recuerda con fotos antiguas la época anterior y el efecto destructivo del sismo. Lo más interesante e inquietante es un cuarto simulador que reproduce las vibraciones y el bramido del terremoto, acompañado con un video que reproduce el colapso de la catedral.
El presidente militar de la época se hizo presente y trajo ayuda para los sobrevivientes y heridos. Sin embargo, la gente de San Juan recuerda a Perón y Evita que por su presencia y solidaridad se ganaron el afecto de sus compatriotas y se dieron a conocer en el campo político.
En los alrededores existen algunas bodegas de conocidos vinos, pero se considera que solo un 10% de las tierras cultivables se utilizan debido a la limitación del agua. Los campos de uva que no se riegan se secan y mueren rápidamente en esta zona desértica. Sin embargo, existe el gran embalse de Ullum sobre el río San Juan que recoge las aguas de deshielo de los glaciares de la cordillera. El fenómeno del Niño se ha manifestado por lluvias inusuales en la parte baja pero temperaturas bajas en las montañas, lo que retrasa el ciclo normal del deshielo. Actualmente el embalse está varias decenas de metros por debajo de su nivel normal y los periódicos locales están pendientes de los caudales del río para el plan de manejo agrícola. Lluvias fuera de temporada también traen daños en los cultivos de uva que requieren mucho sol durante la maduración.
En un recorrido por la sierra Pampeana que emerge en el sector de la presa encontramos mucha gente en carro, otros en cicla que pedalean por una excelente ciclovía desde la ciudad y también algunos pocos subiendo a los cerros. Nos sorprende esta afluencia entre semana por la tarde, aprovechan que el cielo estaba nublado porque en días de sol el calor es inclemente. Subimos a la cumbre del Cerro de las Tres Marías de 1050 m.s.n.m. con unos estudiantes que ya están en vacaciones entre los que conocimos a la hermosa Geo, recordemos que el verano arranca y las temperaturas en esta región comienzan a aumentar hasta llegar a más de 40oC.
Las vías en el valle tienen lindas alamedas, en el sector rural de Zonda las filas de Eucaliptus gigantescos dan mucha sombra, pero vemos que muchos están muriendo, primero pierden la corteza y luego se secan, no sabemos la razón.
Las vías en el valle tienen lindas alamedas, en el sector rural de Zonda las filas de Eucaliptus gigantescos dan mucha sombra, pero vemos que muchos están muriendo, primero pierden la corteza y luego se secan, no sabemos la razón.
Viajamos hacia Mendoza por una vía que pasa por el cañón del río San Juan y toma otro inmenso valle al oeste por los pueblos de Calingasta y Barreal sobre el río Los Patos, famosos porque están al pie de la cordillera de Ansilta que se eleva en la región a casi 6000 metros. En estas latitudes de 33o Sur, los glaciares bajan bastante y la puna ya no está a 4000 sino a 2000 m.s.n.m.
Pasando por el Parque de Leoncitos, nos dimos gusto en atravesar el fondo seco de una laguna que tiene más de 20 km de largo, donde los vientos alcanzan 120 km/hora y en ciertas épocas se utiliza para hacer "carrovelismo". El piso arcilloso es blando y el carro recorre suavemente el terreno.
Pasando por el Parque de Leoncitos, nos dimos gusto en atravesar el fondo seco de una laguna que tiene más de 20 km de largo, donde los vientos alcanzan 120 km/hora y en ciertas épocas se utiliza para hacer "carrovelismo". El piso arcilloso es blando y el carro recorre suavemente el terreno.
El viaje inicial de 180 km se convierte en una travesía por regiones aisladas de 330 km para llegar a pernoctar en Uspallata en la vía a Mendoza, siguiendo el camino del inca donde han encontrado los vestigios más al sur del imperio. Los pueblos en el camino no nos atraen, en esta época de baja temporada todo está cerrado. En el camino se encuentran los hornos de fundición de metales de los jesuitas del siglo XVII y restos del molino de agua donde preparaban el mineral.
A Mendoza llegamos por una vía que pasa por las antiguas minas de metales de los jesuitas a 2500 m.s.n.m. Se desciende por el camino estrecho e inestable con curvas cerradas que fue tomado por el Ejército de los Andes en 1817 para la liberación de Chile. También pasó por aquí Charles Darwin en su viaje hacia el sur.
Se pasa por un viejo hotel en ruinas que era el lugar de descanso de los pudientes de Mendoza en un oasis con aguas minerales a 1600 m.s.n.m. que son famosas y hoy en día se vende embotellada en los supermercados como Villavicencio. La zona está en plena primavera, muchas plantas están florecidas tardíamente por las lluvias inusuales que han caído este año.
Mendoza es una ciudad llena de árboles y parques, muy bonita y ordenada. También sufrió un terremoto en 1861 que causó la destrucción del 90% de la ciudad que fue abandonada, en el lugar está el Museo del Sitio de Fundación. Mendoza recuerda al Libertador San Martin con nombres de calles y plazas por todas partes. La ciudad nueva tiene muy pocos edificios altos, la vista desde la terraza de la Municipalidad es muy linda.
El sistema de transporte público son buses que se manejan con tarjeta parece moderno. Tomamos uno para llegar al Cerro de la Gloria a unos 6 km del centro. Allá va la gente para visitar el grandioso monumento a San Martín que nos recuerdan monumentos del mismo tipo en Colombia (Puente de Boyacá) y en Alemania (Niederwald Denkmal). El regreso a la ciudad lo debemos hacer a pie porque los buses atestados de gente no paran. Después de una hora de espera decidimos caminar. Esto nos dió la oportunidad de atravesar el Parque San Martín, una enorme zona verde a donde los mendocinos van a pasear y a hacer deporte al lado de la ciudad. La entrada del parque tiene puertas de hierro al mejor estilo francés, parecido a la Plaza Stanislas en Nancy, lo que nos hace pensar por momentos que estamos en Europa.
En Mendoza tomamos la decisión de dar por lo pronto terminada nuestra estadía en Argentina para pasar a Chile y tratar de reponer nuestro equipo de expedición en los almacenes especializados de Santiago. Esperamos que los terremotos de Chile sean menos intensos que los sociales y políticos de Argentina.
Sergio, Isolde, estoy disfrutando lo indecible acompañándolos en este paseo. Me impresiona la mezcla de imponencia y austeridad que es todo este sector de la falda andina en Argentina. Hasta me hace sentir sediento de llegar a la humedad y verdor de Chile. ¡Que siga el disfrute!
ResponderEliminar