Nos instalamos en un cómodo Aparta-hotel, uno de los numerosos alojamientos que hay en Santiago, en torres antisísmicas de más de veinte pisos donde existen muchas empresas que arriendan apartamentos para visitantes extranjeros, a la sazón argentinos y brasileros, principalmente. Nos esperaban con todo listo y garaje incluido a pesar que la llegada se hizo fuera de horario por los trancones en la frontera. El sitio es ideal para visitar las zonas más interesantes de la ciudad y también fácil para desplazarse en metro y llegar a la zona comercial donde esperábamos encontrar el almacén especializado para comprar el equipo de campo.
Después de una noche muy tranquila en este nuevo alojamiento, tomamos el metro y nos dirigimos al sector Los Condes para cumplir en primer lugar nuestro plan de recuperación de soberanía campista. El sistema de transporte excelente que tanta falta hace en Bogotá, permite cruzar la ciudad y acceder en minutos a esta zona localizada a unos 10 kilómetros del centro, incluido el sistema integrado con los buses. Santiago no aplica la restricción vehícular por razones de tráfico, solamente lo hace en época de invierno cuando el aire frío impide la salida de gases y se genera una fuerte contaminación en la ciudad que está enclavada en un valle al pie de la Cordillera.
Caminamos un rato por una gran avenida llena de inmensos edificios ultra-modernos, incluido el Mall Parque Arauco, que con Jumbo, Home Center, Falabella, etc., forma un complejo comercial que es tal vez el más grande de Suramérica. Isolde sintió el contraste de la oferta y la calidad de vida en comparación con los otros paises visitados y juntos apreciamos el orden y desarrollo de esta gran ciudad, por lo menos en este sector.
Llegamos al almacén La Cumbre, propiedad de una pareja de holandeses que se radicó en Chile después de visitar el país para escalar las montañas. Habíamos identificado por internet que esta tienda presentaba la mejor oferta del material que necesitamos. Efectivamente encontramos los sacos de dormir de plumas de la calidad y talla adecuadas y las colchonetas térmicas, todo a precios razonables. En media hora teníamos nuevamente nuestra "cama" para la montaña y nos sentimos libres y aliviados. Estos implementos en Argentina no existen, solamente se encuentran equipos nacionales de muy mala calidad a precios exorbitantes debido a las restricciones de importación. Nuestra decisión de pasar a Chile fue muy acertada. Compramos un pollo asado con guarnición y una botella de vino y nos sentamos en el parque a almorzar a la sombra de los árboles en una tarde muy calurosa de verano, felices y relajados con el éxito de la operación.
Nos dedicamos los días siguientes a visitar algunos lugares de interés. Nos unimos a un tour gratito de tres horas que inicia en la Plaza de Armas, pasa por el Barrio Cívico, la Plaza de la Constitución y el Palacio de la Moneda, bombardeado el 11 de septiembre de 1973 por los militares durante el golpe de estado que terminó con la vida de Salvador Allende y de la democracia en Chile durante muchos años.
Más tarde visitamos el Museo de la Memoria y de los Derechos Humanos que recuerda los horrores de la represión brutal de la dictadura de Pinochet y sus 40.000 víctimas, espeluznante relato gráfico y documental de los años 70-80 que nadie quisiera repetir.
Una vuelta por la Alameda, la vía universitaria y comercial más importante de la ciudad, el cerro Santa Lucía, el arbolado Parque Forestal al borde del río Mapocho y el barrio bohemio Bellavista donde está la última casa de Pablo Neruda llamada La Chascona, termina el recorrido que fue animado por un excelente guía brasilero. Almorzamos en el Mercado donde hay ricos restaurantes de pescado, aompañado por un delicioso vino de la región.
Una visita al Museo Histórico de Chile que ocupa una antigua casona en la Plaza de Armas nos dió una idea del desarrollo del país desde la independencia y las rivalidades entre los nuevos gobernantes que produjeron guerras civiles. También describe, desde la perspectiva nacional, la Guerra del Pacífico que a finales del siglo XIX conquista una buena franja del sur del Perú y en la que Bolivia pierde la salida al mar.
Muestra como Argentina aprovecha la situación para apoderarse de una porción importante de la Patagonia, es decir, los nuevos paises inician su desarrollo con estas luchas territoriales que están caricaturizadas en una escultura en bronce frente al Teatro Municipal en la que cuatro niños que representan estos paises se pelean.
La exposición detalla de manera didáctica la historia de la ciudad de Santiago. También muestra la importancia de las actividades extractivas en la región seca del norte, rico en nitrato y guano, dos productos agrícolas que impulsaron el desarrollo del país hasta la aparición de los abonos sintéticos. Sin embargo también pone en evidencia la sobre-explotación de mineros y campesinos por los grandes empresarios, situación que se agudizó durante la primera mitad del siglo XX con la minería del cobre. Gobiernos conservadores y liberales se sucedieron, algunos pocos con ideas progresistas sobre educación y mejores condiciones de trabajo. Estas ideas del Ejecutivo fueron siempre combatidas por los miembros del Parlamento que reunía a los personajes más poderosos, para proteger sus privilegios, lo que terminó en más de una ocasión con la caída del presidente.
El museo muestra también la influencia en el sur del país de la colonización de extranjeros, alemanes, italianos, franceses y otros, que dieron una nueva identidad a esas regiones habitadas por los mapuche pero no integradas al resto del territorio. Las actividades agrícolas, forestales, pequeras y comerciales, además de la minería, hacen que hoy en día Chile esté entre los paises más desarrollados del mundo. A pesar de lo anterior, también se ven algunos lugares del centro que muestran deterioro como la peligrosa casa Pereira que amenaza ruina y puede caer en cualquier momento sobre transeuntes y vehículos.
El centro de Santiago muestra una ciudad viva y activa, la Plaza está siempre llena de día, tiene restaurantes populares, comercio y en el sector encontramos el taller de reparación de cámaras digitales que permitió cambiar el lente rayado y averiado por las arenas y las sales de los desiertos. Esperamos que las próximas fotos no tengan las manchas que aparecen en muchas de las que ilustran este blog.
Con nuestro nuevo equipo dejamos Santiago luego de cinco días para seguir hacia el sur y dirigirnos a algunos de los Parques Nacionales con excelentes informaciones sobre los lugares naturales y los diferentes recorridos que nos suministraron en las oficinas de CONAF y SERNATUR, las instituciones oficiales encargadas del tema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario