sábado, 31 de octubre de 2015

LOS SALARES Y LOS VOLCANES DE LÍPEZ, UN GRAN GEOPARQUE NO DECLARADO

LOS SALARES Y LOS VOLCANES DE LÍPEZ, UN GRAN GEOPARQUE NO DECLARADO. 31 de octubre de 2015

Dejamos las comodidades de Sucre y nos dirigimos vía Potosí a Uyuni, en total 380 km por carreteras bien asfaltadas. En uno de los retenes de la policía nos pidieron el equipo de carretera. Los policías quedaron admirados porque el extinguidor estaba lleno y el botiquín de primeros auxilios tenía gasa. Pasamos sin contratiempo con la recomendación de colocar más gasa!

Los paisajes montañosos son fascinantes y desolados, en 200 km apenas encontramos dos o tres caseríos donde no vendían gasolina. Paramos a almorzar con nuestro fiambre en un sitio desértico donde pudimos reconocer varias especies de cactus, muy extrañas para nosotros.



Cerca de Potosí pasamos por el antiguo pueblo minero de Pulacayo a 4300 m.s.n.m. Antes de llegar, reconocimos un río casi seco en cuyo cauce se han depositado las típicas sales de drenajes mineros: sulfatos de hierro que generan fuerte acidez. A pesar que las minas están poco activas, los drenajes ácidos siguen el curso de las quebradas y contaminan las aguas.  En ese lugar existe un cementerio de trenes, los primeros que trajeron a Bolivia para el transporte de los minerales hacia el Pacífico. Todavía están en pie numerosas barracas en adobe para alojar a los mineros. Otro cementerio de trenes se encuentra en Uyuni donde se ven las carcasas de numerosos trenes a vapor que fueron abandonados cuando llegaron las máquinas a Diesel.



Desde Uyuni, polvoriento pueblo construido en plena “pampa” en un lugar donde tenían el taller de ferrocarriles, iniciamos el circuito turístico del Salar y el desierto y los volcanes de nor y sud Lípez. Contratamos el servicio de un operador para la conocida excursión de tres días en un vehículo (movilidad) todo terreno Toyota para siete personas, incluido el chofer-guía. Los compañeros de viaje que nos tocaron en suerte fueron una alemana en visita corta a Bolivia y un grupo conformado por dos australianos y una escocesa, todos jóvenes menores de 28 años. Estos últimos viajan por Suramérica desde hace meses y hasta años, con los ahorros que dejan trabajos temporales en el camino. Los muchachos resultaron muy simpáticos, el guía boliviano de 29 años también muy agradable, estaba encantado de poder charlar en español con nosotros. El programa es bastante costoso y está orientado a recibir principalmente extranjeros que vienen de todo el mundo.



El Salar de Uyuni es el más grande del mundo, su superficie se encuentra a 3760 m.s.n.m., con 180 km de Este a Oeste y 70 km de norte a sur. Los incas lo atravesaban en dos días haciendo escala en una isla en el centro del salar llamada Incahuasi, donde hoy en día se pueden observar cactus milenarios, algunos de más de 10 metros de altura. estas plantas  sobresalen en la colina constituida por rocas volcánicas sobre las cuales se desarrollaron arrecifes coralinos del ambiente marino original. El espectáculo es de una gran belleza, casi irreal, donde se mezclan ambientes geológicos y procesos muy diversos: un área marina levantada con la cordillera hasta casi 4000 metros que permitió la evaporación del agua y la precipitación de las sales, con una actividad volcánica.



En medio del salar se encuentran ojos de agua que muestran un nivel freático muy cercano a la superficie, en los que se pueden sacar grandes cristales cúbicos de cloruro de sodio. El recorrido por el salar en jeep a 100 km/hora es una experiencia surrealista, la mayoría de la superficie está conformada por grandes figuras hexagonales en un enrejado hasta donde se pierde la vista. Esta morfología se debe al proceso de desecamiento del salar después de cada época de lluvias de comienzos del año, proceso que es más fuerte en el centro del salar. Hacia los bordes la superficie es completamente lisa pues se inunda cada año y se rehace durante la estación seca. Las huellas de los vehículos que circulan dentro del salar desaparecen y los conductores deben orientarse de nuevo en las travesías.



Estamos en la confortable época cálida de primavera, pero en invierno las temperaturas pueden bajar hasta 25oC bajo cero. No es recomendable perderse en esas épocas, algunas tragedias han ocurrido por fallas en los vehículos que han quedado varados y perdidos en mitad de la noche.

En algunos sectores está concentrado el litio, elemento muy raro en la naturaleza y del cual este salar contiene el 60% de las reservas conocidas en el mundo. Oportunidad y peligro se mezclan para este país poco desarrollado donde casi todos los proyectos mineros están en manos extranjeras y los que no, son mal explotados por los bolivianos, como vimos en Potosí.

Nuestra travesía culminó al sur del salar en un alojamiento de sal, incluido el piso, las paredes y las camas, del pueblo de Santiago de Agencha. La salida es algo azarosa por las huellas hundidas del vehículo en un barro salino que contiene también arcilla.



Al día siguiente salimos muy temprano en dirección sur para adentrarnos en la zona volcánica de Nor Lípez. El viaje por trochas nos lleva inicialmente por cultivos de quinua en los piedemontes, planicies interminables en las que se ven de vez en cuando grupos de vicuñas, salares más pequeños como el de Chiguana, en un paisaje sembrado de numerosos conos volcánicos. El más llamativo es el volcán Olague de 5860 metros en la frontera con Chile, que tiene alguna actividad que se manifiesta con una fumarola visible a la distancia.



Los paisajes son nuevamente irreales, aquí se mezcla el volcanismo con los procesos sedimentarios, lo que modifica la orientación geoquímica de los procesos. A medida que subimos encontramos una serie de lagunas en las que se ha encontrado concentración alta de boro, que se explota en uno de los salares de altura. En las lagunas se ven numerosos grupos de flamencos de varias especies adaptadas a estos ambientes. Sobresale el flamenco rosado andino y el flamenco chileno, algo más grande pero menos colorado. El pH de las aguas está entre 9 y 10, muy alcalino como consecuencia de la concentración de boratos. La salinidad extremadamente alta permite la saturación y los lagos tienen parte de su superficie blanca.



Unas paradas en lugares llamativos por las formaciones geológicas, nos permiten reconocer corales erosionados en extensas superficies, rocas volcánicas también erosionadas en ambientes secos hasta desérticos. El famoso árbol de piedra expone un nivel de roca volcánica extremadamente afectado por la erosión eólica y los cambios extremos de temperatura.



Finalmente llegamos a la Laguna Colorada, en la entrada de la reserva Avaroa donde los extranjeros pagan 150 bolivianos de ingreso (los nacionales pagan 30). Este hermoso cuerpo de agua debe su color a algas microscópicas que crecen en el ambiente particular de estas aguas. Las pruebas químicas mostraron que el color no es debido al hierro como se pudiera creer.



Al atardecer llegamos a dormir en los albergues del parque situados a 4350 m.s.n.m., con cuartos provistos con seis camas para alojar a cada uno de los grupos. Allí se reúnen muchos jeeps que hacen el mismo circuito, por lo que se pueden encontrar varias decenas de personas en el mismo complejo. Las instalaciones son precarias, y los baños son un desastre. Más vale buscar un lugar apartado en la naturaleza en plena noche para no someterse a la tortura de un servicio innecesariamente deficiente.

La noche fue fría y requerimos sacos de dormir y ropa de invierno, algunas personas pasaron una noche poco confortable porque no tenían los implementos, nos imaginamos lo que puede ocurrir en época de invierno con temperaturas de -20 a -30 oC.

El último día nos despertamos a las 4 a.m., tomamos el desayuno  salimos hacia la zona de geiseres y fuentes termales, para terminar el recorrido en las lagunas que quedan al pie del volcán Lincancahur de 5980 metros en la frontera sur con Chile, vía a San Pedro de Atacama. Las aguas contienen cantidades de arsénico, y en la llamada Laguna Verde no hay aves.



Las espesas fumarolas a alta presión y los pozos burbujeantes que expelen gases son inquietantes al amanecer. El pH de las aguas es algo ácido y las temperaturas altas no permiten tocarlas. La alemana metió la pata en un hueco y alcanzó a quemarse el pie, aunque sin consecuencias.




En las termales a 4900 m.s.n.m. tomamos un baño relajante y terminamos la visita en la frontera chilena donde nos despedimos de los tres compañeros que se dirigían hacia Antofagasta. Nosotros terminamos el circuito en Uyuni después de un extenuante viaje de regreso por otra vía durante el resto del día. 

En total hemos recorrido unos 800 km en esta excursión que nos mostró el suroeste de Bolivia como una región extremadamente bella pero totalmente inhóspita. Debería ser declarada en su totalidad un geoparque por la cantidad de formaciones y procesos geológicos que  reúne.

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